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La hazaña del 502º Regimiento en la defensa de Bastogne

Diciembre 04, 2017
El 16 de diciembre de 1944, los ejércitos alemanes irrumpieron de manera fulgurante en las Ardenas. Ante la brutal embestida en el sector más desprotegido de los aliados, las tropas del 8º Cuerpo de Estados Unidos se vieron obligadas a batirse en retirada. La emergencia obligó a los aliados a recurrir a las divisiones aerotransportadas 101ª y 82ª. Hoy voy a hablaros de los combates que libró parte de la 101ª en la defensa de Bastogne durante el día de Navidad.

Bastogne era un punto clave en las Ardenas. En la vital encrucijada confluían siete carreteras, que los blindados alemanes necesitaban imperiosamente para avanzar hasta su objetivo final: la ciudad de Amberes. Pues bien, para evitar que Bastogne cayese en manos alemanas, los aliados desplazaron a la 101ª División Aerotransportada hasta Bastogne. Los paracaidistas contaban con el apoyo de un Comando de Combate de la 10ª División Acorazada y los restos de otras maltrechas unidades de infantería.


La nieve cayó sobre Bastogne y los paracaidistas de la 101ª, comandados por el general de brigada McAuliffe quedaron rodeados por el Ejército alemán. Escasos de municiones, ropa de abrigo y suministros, se prepararon para resistir un brutal asedio en la gélida Navidad de 1944.

 

Bien es cierto que toda la 101ª División Aerotransportada hizo un esfuerzo sobrehumano en la defensa de Bastogne, pero quiero centrarme en un episodio concreto, que tuvo lugar en un día tan entrañable como el 25 de diciembre de 1944.

 

Los alemanes lanzaron una de sus más decididas tentativas sobre el sector defendido por los hombres del 502º Regimiento de Infantería Paracaidista. Todo ello tuvo lugar el mismísimo día de Navidad.


A las 07:30 horas, el Grupo de Combate Maucke, una unidad integrada por blindados e infantería se lanzó contra las defensas estadounidenses en el sector noroeste de Bastogne. Un total de 19 carros de combata Panzer IV, apoyados por cañones de asalto Stug III y escoltados por granaderos ataviados con uniformes blancos emergieron de la oscuridad.


El coronel Steve Chappuis, al frente del 502º Regimiento de Infantería Paracaidista se percató del ataque alemán, por lo que envió sus compañías B y C para reforzar el sector defendido por la compañía A, en Champs. Los paracaidistas estadounidenses se defendieron disparando desde la línea del bosque con todo lo que tenían a mano: fusiles, subfusiles, bazookas y ametralladoras.


La nieve se tiñó de rojo y los granaderos que acompañaban a los blindados comenzaron a poblar el inmenso manto blanco que se extendía sobre Bastogne. Los estadounidenses se defendían con uñas y dientes, sin ceder un solo metro de terreno.


En tal situación, los tanques se vieron obligados a reagruparse. Entonces, dos cañones autopropulsados del 705º Regimiento de Destructores de Tanques comenzaron a escupir proyectiles desde la misma línea del bosque en la que se refugiaban los hombres del 502º.


Los Panzer IV y los Stug III comenzaron a arder, convirtiéndose en moles de acero en llamas de las que brotaban humaredas negras. Los estadounidenses, incluso recurrieron a sus bazookas para destruir los carros de combate enemigos a corta distancia.


Tan difusas  eran las líneas estadounidenses que un Stug III llegó a acercarse al castillo Rolle, donde se ubicaba el Cuartel General del 502º Regimiento, pero los soldados encargados de su defensa consiguieron ponerlo fuera de combate. Otro tanque alcanzó Champs, aunque terminó siendo neutralizado. Tal fue el despropósito de los alemanes aquella mañana del 25 de diciembre de 1944, que el último carro de combate que regresaba a Hemroulle fue capturado.


La batalla se saldó con un infructuoso asalto alemán. Los estadounidenses, bien parapetados en la línea del bosque, supieron sacar partido de sus escasos recursos, destruyendo los panzers a corta distancia y sembrando los campos belgas con los cadáveres de los granaderos. Por otra parte, los destructores de tanques, también se emplearon con excelente precisión y eficiencia.


Y es que la determinación, la destreza en el uso del bazooka y el uso eficiente de los destructores de tanques y de la artillería pesada, fueron factores que contribuyeron a garantizar el éxito de la 101ª División Aerotransportada en la defensa de Bastogne.

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