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Operación Tarbrush, un inesperado interrogatorio con Rommel

Abril 16, 2018
Para protegerse de las amenazas que aguardaban al otro lado del Canal de la Mancha, las fuerzas alemanas erigieron unas 15.000 construcciones a lo largo de la costa atlántica. Una extensa cinta de búnkeres, casamatas, trincheras, alambradas, túneles y blocaos proporcionaba la defensa necesaria ante un posible desembarco. Era el llamado Muro Atlántico.

Ante la amenaza que suponía la cada vez más inminente invasión aliada, Hitler envió a Francia al mariscal de campo Erwin Rommel. El legendario comandante, que había ganado su prestigio en el norte de África, se puso al frente del Grupo de Ejércitos B y se instaló en el castillo de la Roche Guyon, en el departamento del valle del Oisne.


Mientras tanto, en Gran Bretaña, los aliados se encargaban de llevar a cabo los entrenamientos y preparativos necesarios para la Operación Overlord: el desembarco de Normandía. Precisamente en tierras británicas aguardaban los comandos de la Tropa Nº3. Entre aquellos comandos se encontraba un húngaro que iba a desempeñar un importante papel en los engaños de los aliados. Este comando era conocido como George Lane, aunque su verdadero nombre Goergi Lanyi.


Entre el 14 y el 18 de mayo de 1944, en el marco de la Operación Tarbrush, los aliados se dispusieron a efectuar una serie de incursiones sobre el Paso de Calais. El objetivo era identificar las distintas minas alemanas y estudiar las defensas alemanas.


Los comandos de la Tropa Nº3 partieron de la ciudad portuaria de Dover a bordo de lanchas torpederas, para posteriormente embarcar en lanchas neumáticas. En algunas ocasiones, las difíciles condiciones meteorológicas impidieron llevar a cabo los reconocimientos. Por fortuna, los hombres de la Tropa Nº3 lograron identificar el tipo de minas así como su disposición.


Llegado el 17 de mayo de 1944, el teniente George Lane y sus hombres, amparados por la oscuridad nocturna, desembarcaron en las playas que se encontraban al sur de Onival. Mientras efectuaban su misión de reconocimiento, fueron sorprendidos y capturados por una patrulla alemana.


Semejante captura atrajo la atención del mariscal Rommel, que ordenó que los tenientes  Roy Woodbridge y George Lane fuesen trasladados a su suntuosa residencia de la Roche Guyon. En la biblioteca, Rommel se encargó de interrogar a Lane y Woodbridge. El teniente Woodbridge simplemente se identificó y aportó su rango y número de serie. Sin embargo, Rommel mantuvo un cordial encuentro con el teniente Lane. Así pues, Rommel y Lane protagonizaron una interesante conversación. Lane, haciendo gala de su desparpajo, dijo que era un honor estar invitado allí. Rommel dejó escapar una carcajada. El mariscal de campo alemán preguntó cuándo y dónde iba a tener lugar el desembarco, pero Lane no soltó prenda.


Tras un infructuoso interrogatorio, Rommel ordenó que se llevaran a Lane. Bien es cierto que en aquella época estaba en vigor la denominada “Orden de los comandos”, según la cual, los saboteadores debían ser entregados a las SS o a la Gestapo para su ejecución. Pero Rommel dio a Lane su palabra de que no le pasaría nada y lo entregó como prisionero a la Wehrmacht. Gracias a Rommel, Lane pudo sobrevivir a la guerra. Ahora bien, la captura de Lane contribuyó a fortalecer las ideas de quienes creían que el desembarco aliado tendría lugar en Calais. Sin embargo, la realidad demostró ser muy distinta y el 6 de junio de 1944, las fuerzas aliadas desembarcaron en Normandía.

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