Para la creación de esta unidad, los alemanes se inspiraron en su experiencia en África durante la Primera Guerra Mundial. Y es que, las guerrillas de Paul von Lettow-Vorbeck habían mantenido en jaque a los aliados hasta el final de la guerra. Por ello, Theodor von Hippel, que había servido a las órdenes de Von Lettow-Vorbeck propuso una unidad especializada en sabotajes, capaz de operar en territorio enemigo y cuyos soldados dominasen los idiomas extranjeros.
Inicialmente, la propuesta de Theodor von Hippel se topó con el rechazo de los militares alemanes más tradicionales. Sin embargo, con el ascenso al poder de Hitler y del Partido Nacionalsocialista y con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el proyecto de Theodor von Hippel tuvo luz verde.
Pero antes de que Von Hippel fuera requerido por sus superiores, el Kampfgruppe Ebbinghaus, dirigido por el teniente Hans Albrecht-Hezner, se infiltró en territorio polaco el 25 de agosto de 1939 para hacerse con la estación de ferrocarril de Mosty, pues debían evitar que los polacos destruyesen un cercano túnel de gran importancia. Sin embargo, como no había podido permanecer en contacto con sus superiores, hasta la mañana del 26 de agosto no se percató de que Hitler había retrasado la invasión de Polonia.
Herzner tuvo que liberar a los prisioneros y los alemanes se disculparon ante los polacos argumentando que todo era obra de un individuo loco que estaba actuando por su cuenta.
Sin embargo, el 31 de agosto de 1939, volvieron a recibir órdenes de internarse en Polonia. Unos ochenta hombres que hablaban polaco se infiltraron para contribuir a la invasión prevista para el 1 de septiembre. Con gran efectividad, llevaron a cabo sabotajes y aseguraron rutas de vital importancia para el ejército alemán. A pesar de sus éxitos, la unidad Ebbinghaus sufrió importantes bajas y terminó siendo disuelta.
Convocado en octubre de 1939, un desmovilizado Von Hippel se reunió con el almirante Canaris para que se pusiera manos a la obra con su nueva unidad. Tras reclutar los hombres necesarios, entre los que se encontraban supervivientes del Kampfgruppe Ebbinghaus, se creó la Compañía 800 de Formación y Construcción para Misiones Especiales. A la postre, la unidad terminaría siendo conocida como “los brandeburgueses” o “División Brandeburgo”.
El almirtante Wilhelm Canaris, un hombre clave en la inteligencia militar alemana.
La unidad estaba organizada en secciones de inteligencia, contrainteligencia, sabotaje, contrasabotaje, seguridad y operaciones especiales. Su personal era voluntario y poseía conocimientos sobre los idiomas y países en los que iban a operar.
Durante su entrenamiento eran instruidos en lucha cuerpo a cuerpo, demoliciones, técnicas de supervivencia, comunicaciones, demoliciones, orientación y métodos de infiltración. A diferencia de otros soldados convencionales, su captura implicaba que fuesen tratados como espías.
Se dieron muchas situaciones en las que los brandemburgueses, bajo sus ropas civiles, vestían el uniforme alemán. De ese modo, en caso de ser capturados, podían despojarse de su disfraz y ser tratados como soldados regulares.
El transcurso de la guerra permitió que los brandemburgueses se desempeñasen con gran eficacia durante las campañas de Dinamarca y en la invasión de Bélgica, Luxemburgo y Holanda, asegurando pasos de crucial importancia. En este caso, merece la pena señalar la toma del puente de Gennep sobre el río Mosa, en Holanda, donde los brandemburgueses, disfrazados de policías militares holandeses, ejecutaron un inteligente ardid.
El puente de Gennep sobre el río Mosa, Holanda. Este vital paso fue capturado por fuerzas de la División Brandeburgo en 1940.
Con un exitoso palmarés a sus espaldas, la Operación Barbarroja, la invasión de la Unión Soviética, brindó una nueva oportunidad a los brandeburgueses. El 22 de junio era el pistoletazo de salida para el ataque a Rusia y los soldados de la División Brandeburgo disponían de uniformes soviéticos gracias al material que habían capturado sus aliados finlandeses en enfrentamientos previos con las fuerzas soviéticas. La misión de los hombres de la División Brandeburgo una vez más era clara: abrir el camino al ejército alemán.
De este modo, los hombres del teniente Lex saltaron en paracaídas sobre la estación de Bogdanovo, conquistando los tan necesarios puentes ferroviarios y defendiéndolos hasta ser relevados. Otra hazaña a destacar es la del barón Adrian von Fölkersam, quien al frente de su unidad, formada por soldados de los países bálticos y que hablaban ruso, debía hacerse con el control de Maikop. Von Fökelrsam y sus hombres, vestidos con el uniforme de la temida NKVD soviética, llegaron hasta Maikop. El audaz oficial alemán, haciendo un excelente uso de su tapadera, se las arregló para engatusar al gobernador militar y obtener información de las defensas de Maikop.
Von Fökelsram tramó una inteligente jugada, haciendo creer a los rusos que sobre ellos estaba a punto de caer un gran ataque alemán. A continuación, les dijo que se había ordenado la retirada. Ante la imposibilidad de comunicarse por radio, las tropas soviéticas se tragaron el engaño y Maikop y sus campos petrolíferos fueron tomados por los alemanes sin encontrar resistencia.
Adrian von Fölkersam, el oficial que llevó a cabo la exitosa infiltración y conquista de Maikop.
Los hombres de la División Brandeburgo continuarían luchando en el frente ruso, participando en operaciones en el mar Negro, en el mar de Azov y en el Báltico. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, las Waffen-SS irían asumiendo un papel preponderante en las operaciones especiales, todo ello en detrimento de los brandeburgueses.
El norte de África sería un escenario en el que también combatió la División Brandeburgo. En el desierto, los británicos llevaban a cabo incursiones con el Grupo de Largo Alcance del Desierto (LRDG) y con el Servicio Aéreo Especial (SAS), pero no serían los únicos, pues Rommel contó con tropas de la División Brandeburgo en África. En su haber se encuentran batallas como Bir Hakeim y El Alamein. También realizaron misiones de reconocimiento, infiltración de agentes y sabotajes tras las líneas aliadas.
Igualmente pelearon con valía en la campaña de Túnez, realizando nuevas labores de sabotaje y actuando como observadores para la artillería infiltrándose en territorio aliado. Todo ello les llevó a luchar en las batallas de Sidi Bou Zid y el Paso de Kasserine.
Logrando escapar de la catastrófica derrota del Eje en Túnez en 1943, continuaron batallando en el Egeo y los Balcanes. Pero el papel de la unidad cambió cuando se creyó que el almirante Canaris había tomado parte en el intento de asesinato de Hitler del 20 de julio de 1944. Así, la División Brandeburgo fue transformada en una división convencional y las Waffen-SS pasaron a encargarse de las operaciones especiales.
Dadas sus habilidades para el combate, fueron muchos “brandeburgueses” los que se ofrecieron voluntarios para servir en las Waffen-SS al servicio de Otto Skorzeny, llevando a cabo operaciones especiales. Entre esos voluntarios se encuentra Von Fökelrsam. Por su parte, la División continúo luchando como una unidad convencional en el frente oriental, combatiendo a los rusos hasta el final de la guerra.