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¡A la bayoneta! La defensa del 2º de Hampshire en Tebourba

El 8 de noviembre de 1942 desembarcaron las fuerzas angloamericanas en Marrecos y Argelia. Mientras tanto, el Afrika Korps de Rommel, derrotado por el 8º Ejército británico de Montgomery en El Alamein (Egipto), se batía en retirada. Para el Eje, Túnez presentaba un reducto desde el que proseguir con la guerra en África.

Con las fuerzas angloamericanas del general Anderson avanzando desde el oeste y el 8º Ejército británico marchando desde el este, italianos y alemanes habían quedado atrapados entre dos fuegos. Rápidamente, el Eje empezó a enviar refuerzos a Túnez ante la pasividad del régimen colaboracionista de la Francia de Vichy. Paracaidistas y fuerzas de la 10ª División Panzer arribaron a Túnez. Los alemanes incluso enviaron sus nuevos tanques pesados Tigre y la Luftwaffe rápidamente se instaló en campos de aviación en suelo tunecino.

Conscientes de la importancia de Túnez y de la llegada de tropas alemanas al país, los aliados se pusieron en marcha, enviando a la 78ª División británica, a la 1ª División Blindada de Estados Unidos y lanzando paracaidistas. Los primeros movimientos aliados fueron exitosos pues se hicieron con Medjez-el-Bab y Tebourba. Incluso los tanques aliados irrumpieron en el aeródromo de Djedeida dando cuenta de un buen número de cazabombarderos Stuka.

Sin embargo, la 11ª Brigada británica se detuvo tras sufrir un importante número de bajas entre Djedeida y Tebourba. Por ello, fue reforzada con el 2º Batallón del Regimiento de Hampshire, bajo el mando del teniente coronel James E. Lee. En la tarde del 29 de noviembre de 1942, el 2º de Hampshire partió para relevar a los fusileros de Lancashire y al caer la noche llegaron a Tebourba.

Aquel lugar estaba conformado por un bosque desde el que se dominaba la vía férrea que conectaba Medjez-el-Bab con Túnez. En la linde meridional se abría camino el río Medjerda, flanqueado por un terreno más elevado a ambos márgenes del curso fluvial.

Cuando el teniente coronel Lee inspeccionó la posición que debía defender, se percató de que había recibido un encargo envenenado. Difícilmente podía defender un terreno así. Buscando una posición mejor, pidió asaltar Djedeida o retirarse hasta una posición más segura entre la colina 186. Sus peticiones fueron denegadas por sus superiores.

En semejante compromiso, el teniente coronel Lee decidió posicionar a la compañía X en el este, a la compañía Y en un cerro que respondía al nombre de Djebel el Hamada. Tras el bosque, en la retaguardia de la compañía X, se hallaba el cuartel general del batallón, mientras que la compañía W se situó detrás del cuartel general y la compañía Z quedó en reserva. Por su parte, las compañías disponían del apoyo artillero de dos baterías de cañones de 25 libras, morteros de 76 milímetros y de cañones anticarro de 1k y 3k.

Ya el 30 de noviembre las cosas empezaron a tomar un cariz muy feo y el general Cass ordenó al 2º de Hampshire que resistiera a toda costa. Mientras tanto, los aviones alemanes aterrizaban y despegaban en el campo de aviación de Djedeida.

Sobre las 15:30 horas, los soldados británicos de la compañía X avistaron un semioruga alemán y lo destruyeron. Más tarde, las patrullas británicas partieron en misión de reconocimiento sin establecer contacto con el enemigo.

Los alemanes habían formado grupos de combate con sus tanques Tigre, dispuestos a efectuar una maniobra de pinza sobre la 11ª Brigada británica. El 1 de diciembre de 1942, el general Wolfgang Fischer comenzó su contraofensiva. En desventaja con los poderosos blindados alemanes, los tanques aliados abandonaron Chouigui para retirarse a Tebourba.

El 2 de diciembre, dos batallones de tanques del Grupo de Combate B de la 1ª División Acorazada de Estados Unidos se enfrentaron a los temibles panzers alemanes. La balanza de la victoria se inclinó hacia el bando teutón. A medida que transcurría el tiempo, el cerco se estrechaba sobre la 11ª Brigada británica, pues solo un estrecho corredor les separaba de ser embolsados.

Mientras tanto, el 1 de diciembre, las compañías X e Y del 2º de Hampshire se las arreglaron para contener los reiterados asaltos alemanes. Sin embargo, en la zona de bosque que debía defender la compañía X, los alemanes se infiltraron y los británicos se replegaron cubiertos por fuego de ametralladora y por los proyectiles de artillería.

Los alemanes también atacaron una pequeña granja y la compañía Z de los Hampshires recibió la orden de reconquistarla. A pesar de las terribles pérdidas británicas, algunos soldados lograron alcanzar la granja y prenderle fuego.

Pero el general Fischer, al frente de la 10ª División Panzer pretendía irrumpir a través de las posiciones de los Hampshires, por lo que agregó al Grupo de Combate de Djedeida una compañía de Tigres del 501º Batallón de tanques pesados.

Wolfgang Fischer, oficial al mando de la 10ª División Panzer en la campaña de Túnez.

 

Nuevos ataques se cernieron sobre las compañías X e Y. Los alemanes pasaban a la ofensiva combinando sus tanques Tigre con el apoyo de la infantería. Algunos tanques Tigre incluso lograron acercarse lo suficiente a las posiciones británicas como para causar severos estragos. De hecho, un Tigre disparó contra el cuartel general del batallón, acabando con la vida del teniente Pritchard (responsable de comunicaciones) y cinco de sus hombres, lo que dejó a los Hampshires sin comunicaciones durante varias horas. Así pues, se optó por retrasar el puesto de mando a la retaguardia de la compañía X, a la que también se le reforzó con zapadores y artilleros antiaéreos.

En el bosque que defendía la compañía X, tuvieron lugar terribles combates, recurriendo los británicos a cargas a punta de bayoneta. Entre el lúgubre bosque, los tanques alemanes se desplazaban prácticamente a ciegas, por lo que el capitán Thomas aprovechó para abrirse paso con una ametralladora Bren junto a cinco soldados y desbaratar un ataque de la infantería alemana.

Pero la compañía X no podía resistir indefinidamente y tan solo un sargento y cinco soldados lograron escapar vivos. Posteriormente, la épica defensa que había liderado el capitán Thomas en el bosque le sería reconocida con la medalla de servicios distinguidos.

Entonces, la compañá W recibió la orden de avanzar.  Nuevamente, enzarzados en sangrientos combates en el bosque, los Hampshires recurrieron a la bayoneta.

En los cielos se perfilaba el contorno de los cazabombarderos alemanes que, cada vez, aparecían sobre Tebourba con mayor asiduidad. Con este preocupante panorama, el teniente coronel Lee creía que la compañía Y había sido aniquilada, pero un enlace le informó de que, a pesar de estar rodeada, la compañía Y continuaba resistiendo. Así pues, Lee ordenó enviar suministros a la compañía asediada, que logró recibir las tan anheladas provisiones.

Por la mañana siguiente, los alemanes lanzaron un breve e impreciso bombardeo de artillería antes de pasar al ataque. En sus asaltos, los alemanes sufrieron cuantiosas pérdidas y el general Fischer empezó a perder la paciencia, pues veía falta de ímpetu en los ataques.

Con el manto negro de la noche sobre sus cabezas, los británicos recibieron la orden de retirarse tres kilómetros, rumbo a la colina 186. Tras un repliegue bien ejecutado, procedieron a parapetarse en sus nuevas posiciones. La compañía W se situó a la izquierda y la compañía Z a la izquierda, mientras que la castigada compañía Y fue destinada a la retaguardia. Dos baterías de cañones de 12k proporcionaban soporte artillero, al tiempo que una batería de cañones anticarro de 3k estaba emplazada tras el batallón. En lo alto de la colina permanecía la compañía A del East Surrey, mientras que las compañías B y C estaban en Tebourba y la D en el margen norte del río Medjerda.

Pero Fischer era un hombre implacable y el 3 de diciembre, las posiciones de los Hampshire fueron batidas por el fuego de los cañones alemanes. Una vez más, los tanques e infantería volvieron a lanzar una embestida arrolladora, provocando la retirada de los East Surrey. La colina 186 había caído.

El comandante Le Patourel se lanzó a la reconquista de la colina 186. Le Patourel, al frente de un pequeño grupo, lanzando granadas y abriendo fuego con su pistola, logró neutralizar varios nidos de ametralladoras. Pero Le Patourel no regresó a las líneas británicas. Creyendo que el valiente Le Patourel había muerto, se le otorgó la Cruz Victoria a título póstumo. En realidad, había resultado herido y en 1943 los italianos decidieron repatriarlo a Gran Bretaña.

El comandante Le Patourel, acreedor de la Cruz Victoria por su valentía durante la batalla de Tebourba.

 

Igualmente, infructuosos resultaron los intentos del East Surrey por retomar la colina 186. Mientras, a pesar de haber contenido los asaltos alemanes en diversos puntos, los tanques y la infantería germana habían rebasado la derecha de la compañía W y habían ganado la retaguardia de los Hampshires. Los británicos respondieron a las penetraciones alemanas con cargas a la bayoneta.

El batallón estaba al borde de su final, pues los alemanes marchaban más allá de las posiciones de la compañía W y rodeaban la colina 186 tratando de cercar al batallón. Con las filas de los Hampshires menguando y la munición y el agua escaseando, todo lo que les quedaba a los británicos era la retirada.

En medio de la noche, los Hampshires, fieles a su estilo agresivo, cargaron a golpe de bayoneta, luchando en medio de un intenso combate y cruzando las líneas alemanas. Llegaron a Tebourba, marcharon por sus calles y se percataron de que el resto de la brigada los había abandonado. Los alemanes habían cortado todas las salidas y los Hampshires no disponían de la fuerza suficiente para abrirse camino combatiendo.

Divididos en pequeños grupos, los supervivientes cruzaron las líneas enemigas, llegando al punto de reunión señalado en un bosque próximo a Medjez-el-Bab. El teniente coronel Lee no logró atravesar las líneas alemanas, pues cayó prisionero, aunque por su actuación en Tebourba se le condecoró con la cruz por servicios distinguidos. Solo quedaban 194 hombres de un total de 698 con los que había comenzado la batalla el 2º de Hampshire.

Gracias al sacrificio del 2º de Hampshire, la mayor parte de la 11ª Brigada británica había conseguido escapar del intento de cerco del general Fischer.

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