Hay abundante material sobre esta campaña, especialmente por parte de los historiadores británicos. Sin embargo, el ensayo “Duelo en el desierto”, del especialista Antonio Muñoz Lorente, no tiene nada que envidiar a las obras de sus compañeros anglosajones.
En primer lugar, debo decir que, “Duelo en el desierto” es un trabajo muy concienzudo y detallado, en el que el autor describe con minuciosidad la estrategia, los movimientos de tropas y las distintas unidades implicadas.
Sin embargo, no se trata de un arduo ensayo sobre estrategia militar en los desiertos norteafricanos. En un escenario tan inmenso como el desierto, la logística era clave. Aquí, el autor desgrana el modo en que se abastecían los ejércitos, así como el enorme efecto que podían tener las limitaciones logísticas sobre ambos bandos. Así, aspectos como la disponibilidad de combustible, la cercanía de los puertos de abastecimiento, el dominio de los cielos y los mares o las distancias que debían recorrer los convoyes de aprovisionamiento, resultaron claves en el devenir de muchas batallas.
Pero, combatir en el desierto no solo suponía un desafío para la logística de los ejércitos. He aquí, donde el autor desgrana con maestría las tácticas empleadas en el norte de África, donde los carros de combate resultaron ser cruciales. Precisamente en este apartado, los hombres de Rommel iban un paso por delante, pues eran maestros a la hora de coordinar los ataques de blindados e infantería.
Obviamente, las tácticas empleadas dependen del tipo de comandantes y de su personalidad. Es aquí donde Antonio Muñoz, desde el más serio análisis, no duda en dedicar duras críticas a los mandos del 8º Ejército británico, especialmente durante la batalla de Gazala. Y es que, la descoordinación de los mandos británicos explica en buena medida el desastre británico en Gazala.
Por otra parte, en “Duelo en el desierto”, encontraremos una imagen distinta de la clásica imagen galante de Rommel. En este sentido, Muñoz describe al “zorro del desierto” como un comandante difícil de trato en numerosas ocasiones y al que no le importa enviar a sus hombres a la muerte. De hecho, resultan especialmente llamativas las fuertes desavenencias que Rommel mantuvo con uno de sus comandantes, Johannes Streich. Igualmente, el retrato de Rommel, (especialmente durante el fallido asedio a Tobruk) queda lejos de la tan habitual figura mitificada del general alemán.
Así pues, ¿qué puede esperar el lector en el primer volumen de “Duelo en el desierto”? Ante todo, encontrará un ensayo minucioso, en el que se detalla el material utilizado, las cifras de bajas y en el que se describe con precisión el desarrollo de los combates. Estamos pues ante un estudio en profundidad de lo que fue la lucha en el norte de África desde la primera ofensiva italiana en el desierto hasta la catástrofe británica en Gazala.
Ahora solo queda esperar que Antonio Muñoz Lorente nos brinde el segundo volumen de este apasionante duelo en el desierto. Tal vez la primera batalla de El Alamein sea un buen punto de partida al que probablemente le sigan épicos escenarios como la Operación Agreement, Alam Halfa, la segunda batalla de El Alamein o la siempre interesante campaña de Túnez.
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