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Soichi Yokoi, el Robinson Crusoe japonés

La Segunda Guerra Mundial en el Pacífico fue especialmente cruenta. Los soldados japoneses, con el código del bushido profundamente interiorizado, preferían luchar hasta la muerte que rendirse. Incluso, tras la guerra, hubo soldados nipones que permanecieron escondidos en remotas islas, librando su particular guerra. Este es el caso de Soichi Yokoi.

Nacido en la localidad japonesa de Saori en 1915, Soichi Yokoi alcanzó el rango de sargento del Ejército Imperial de Japón. Tras servir en Manchukuo (China), fue destinado a Guam, en las Islas Marianas.

Las Marianas se habían convertido en un objetivo de gran valor estratégico para los estadounidenses, que avanzaban de isla en isla, directos hacia Japón. Si los norteamericanos conquistaban las Islas Marianas, las islas principales de Japón quedarían al alcance de sus bombarderos B-29.

En julio de 1944, la guerra llegó hasta Guam y los marines estadounidenses desembarcaron en la isla. La mayoría de los soldados japoneses perecieron en los combates. Sin embargo, Soichi Yokoi y diez de sus compañeros lograron salir con vida de los combates.

Este puñado de hombres decidió hacer la guerra por su cuenta. Separados y ocultos en las junglas de Guam, proseguirían con la resistencia. No estaban dispuestos a rendirse, pues consideraban la rendición como la mayor deshonra posible.

Estos rezagados o zan-ryu Nippon hei, estaban completamente aislados de sus mandos, por lo que carecían de información. Muchos ni siquiera llegaron a enterarse de que la guerra había terminado.

El grupo de diez hombres se vio reducido a tres y los supervivientes nipones tuvieron que afrontar verdaderas penurias. Escondidos en la jungla, tuvieron que alimentarse de sapos, ratas y anguilas. Pero, para evitar ser descubiertos por el enemigo, los nipones optaron por separarse. De ese modo, sería más difícil dar con ellos.

Así, Soichi Yokoi construyó un refugio en una cueva próxima al río Talofofo. Yokoi diseñó sus propias trampas para cazar y pescar. Cuando su uniforme se deterioró, Soichi Yokoi creó su propia ropa valiéndose de fibras de coco. Mientras tanto, su dieta incluía anguilas, camarones, raíces, frutos silvestres, ratas y caracoles.

A pesar de arreglárselas para sobrevivir, Soichi Yokoi, completamente aislado, no disponía de asistencia médica y, llegó a enfermar de tifus y malaria, enfermedades que logró superar.

Llegó a oídos de Soichi Yokoi y de sus compañeros que la guerra había terminado, pero el tenaz japonés se negó a rendirse. Temía que aquella noticia fuese algún tipo de argucia urdida por los estadounidenses.

Si bien Soichi Yokoi se reunía ocasionalmente con sus compañeros de armas, en 1964, después de unas inundaciones, encontró muertos a sus dos amigos.

A sus 57 años de edad, en 1972, Soichi Yokoi se dispuso a comprobar una de sus trampas para camarones cuando fue descubierto por dos cazadores. Aterrorizado, trató de arrebatarles las armas, pero su estado físico se había deteriorado notablemente.

Mientras era conducido por sus captores ante las autoridades, pidió que le matasen, pues no podía regresar a Japón marcado por la ignominia de la derrota. Aquellos cazadores no iban a matarle, sino que le informaron de que la guerra había terminado y de que Japón había sido derrotado.

Al regresar a su país, contempló el monte Fuji desde el avión y rompió a llorar al ver el tan emblemático accidente geográfico de su patria. Fue recibido como un héroe y a su llegada pronunció la famosa frase: “Es vergonzoso, pero he vuelto”. Ahora bien, el regreso no estuvo exento de momentos duros. Y es que, Yokoi lloró al ver su nombre inscrito en la tumba familiar, en la que indicaba que había fallecido en la isla de Guam en julio de 1944.

Soichi Yokoi no tardó en convertirse en una estrella mediática y, con el tiempo, terminó volviéndose a casar y dedicándose a la agricultura orgánica y a la cerámica. De hecho, en 1977 se rodó un documental narrando la historia de este Robinson Crusoe japonés.

Por otra parte, Yokoi volvió a viajar a Guam y, sorprendido para bien, descubrió que el museo local le dedicaba un espacio. Finalmente, Yokoi falleció de un ataque cardíaco en 1997.

También puedes conocer la historia de Soichi Yokoi a través de mi entrevista para La Noche de la COPE, programa radiofónico conducido por Adolfo Arjona. Haz click aquí, a partir del minuto 6 podrás escuchar las aventuras de Soichi Yokoi durante y después de la Segunda Guerra Mundial.

 

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