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Las fuerzas aerotransportadas de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial

Pese a que el primer salto en paracaídas desde un avión se llevó a cabo en territorio estadounidense en el año 1911, el empleo de paracaidistas como fuerza de combate tuvo que esperar a la Segunda Guerra Mundial.

Ya después de la Primera Guerra Mundial hubo quienes plantearon el lanzamiento de paracaidistas para alcanzar objetivos militares. Por una parte, el uso de fuerzas aerotransportadas permitía un acceso directo a los objetivos, pero, había militares que presentaban fuertes reticencias y que consideraban el uso de paracaidistas quedaría como una simple anécdota en un posible conflicto.

Mientras la Alemania nazi disponía de unos paracaidistas bien entrenados y dispuestos para la batalla, el proyecto de las fuerzas aerotransportadas estadounidenses aún estaba en mantillas. De hecho, hasta abril de 1940, los norteamericanos no se decidieron a crear un regimiento experimental. Curiosamente, días después, los paracaidistas alemanes saltaban sobre Dinamarca y Noruega.

Los estadounidenses tuvieron que esperar hasta el 16 de agosto para llevar a cabo su primer salto en Fort Benning. Pero las fuerzas paracaidistas seguían cosechando victorias mientras los estadounidenses se entrenaban. Prueba de ello fue el salto de paracaidistas alemanes sobre la isla de Creta en mayo de 1941.

Entrenamiento de salto de los paracaidístas estadounidenses.

 

Extrayendo lecciones de los combates que habían tenido lugar en Creta, los estadounidenses decidieron que sus paracaidistas deberían desplegarse con rapidez y conquistar rápidamente las infraestructuras e instalaciones más importantes como aeródromos y puentes. De hecho, las fuerzas aerotransportadas podían ser de gran utilidad para golpear en las retaguardias enemigas.

Ahora bien, la creación de las fuerzas aerotransportadas estadounidenses planteaba importantes problemas. Los hombres iban equipados con armamento ligero, necesitaban vehículos y armamento más pesado (artillería), sin olvidar que era fundamental proporcionar mapas que permitiesen orientarse a los hombres.

Posteriormente, Estados Unidos apostó por introducir regimientos de planeadores en las divisiones aerotransportadas, lo que proporcionaría una mayor capacidad de carga.

En cuanto a las tácticas, la velocidad y el factor sorpresa resultarían ser elementos claves en la forma de operar de las fuerzas aerotransportadas estadounidenses.

Hacia el año 1942, las fuerzas aerotransportadas estadounidenses fueron aumentando de tamaño, hasta crear la que sería la primera división aerotransportada de los Estados Unidos, la 82ª División. Así, las divisiones americanas combinaban regimientos de paracaidistas y de infantería de planeadores.

A la 82ª División Aerotransportada, emplazada en Fort Bragg, le siguió la creación de la 101ª División Aerotransportada, ubicada en Fort Benning. Dotadas de un armamento más ligero que una división de infantería, disponían de palomas para comunicarse. Estas divisiones estaban integradas por aproximadamente 8.400 hombres.

Respecto a su armamento, el apoyo artillero lo proporcionaban los cañones de 75 milímetros, mientras que, ante los carros de combate deberían valerse de minas anticarro y bazucas. Por otro lado, el principal medio de transporte que conduciría a los hombres a la batalla serían los aviones C-47. Las tropas de infantería de planeadores irían a bordo de los planeadores Waco, que eran remolcados por aviones.

Los paracaidistas eran una unidad de élite del ejército, lo que hacía que su entrenamiento fuese particularmente riguroso. Después de 13 semanas de instrucción básica, debían superar un curso de salto en paracaídas de cuatro semanas en Fort Benning. Para ello, era necesario superar cuatro saltos desde entre 250 y 300 metros de altura y un salto nocturno. Como premio, quienes superaban este exigente proceso, recibían la característica insignia de plata de los paracaidistas.

El debut de los paracaidistas estadounidenses llegó de la mano de la Operación Antorcha, la invasión aliada de Marruecos y Argelia que tuvo lugar en noviembre de 1942. Lanzados sobre Argelia, los paracaidistas estadounidenses del 509º Batallón de Infantería Paracaidista tomaron tierra demasiado lejos de sus objetivos. El resultado de la operación fue un fiasco y los norteamericanos no pudieron tomar el aeródromo de Orán.

No mucho después del fracaso del aeropuerto de Orán, se envió a los paracaidistas estadounidenses para atacar un aeródromo próximo a la frontera de Túnez. Solo un puñado de hombres llegaron al objetivo y un grupo reducido logró regresar a las líneas aliadas.

La invasión de Sicilia, que comenzó en julio de 1943, implicaba el lanzamiento masivo de paracaidistas. En esta ocasión, los americanos enviarían a la 82ª División Aerotransportada.

Paracaidístas de la 82ª División Aerotransportada rumbo a Sicilia.

 

El fuerte viento complicó los saltos y la navegación en medio de la oscuridad nocturna resultó muy compleja. Tan caóticos fueron los saltos de los paracaidistas que solo uno de cada cinco hombres aterrizó en el lugar designado. Los británicos también debieron afrontar problemas, pues soltaron sus planeadores antes de tiempo y terminaron yendo a parar al mar.

A pesar de todo, los estadounidenses consiguieron sembrar el caos en las retaguardias del Eje. Aunque, dos días después, con nuevas oleadas aerotransportadas aproximándose de noche a Sicilia, la Armada estadounidense disparó contra sus compañeros de armas.

Bien es cierto que la actuación de las fuerzas aerotransportadas estadounidenses en África y Sicilia había dejado planear varias dudas, pero, en septiembre de 1943, 3.500 paracaidistas de la 82ª Aerotransportada volvieron a combatir en Salerno.

Los estadounidenses saltaron sobre Paestum y contribuyeron a contener los ataques sobre la asediada cabeza de playa de Salerno en la que los aliados permanecían atrapados.

Llegado el otoño de 1943, la 82ª División Aerotransportada fue trasladada a Inglaterra para tomar parte en el desembarco de Normandía. El plan para abrir un segundo frente en Europa implicaba lanzar sobre territorio francés a la 101ª División Aerotransportada de Estados Unidos, la 82ª División Aerotransportada de Estados Unidos y la 6ª División Aerotransportada británica.

Al despuntar el 6 de junio de 1944, en medio de la noche, los hombres saltaron sobre Normandía. Una vez más, el lanzamiento fue caótico, con las tropas cayendo desperdigadas y lejos de sus objetivos. Llevó varias semanas reunir a las tropas de ambas divisiones aerotransportadas estadounidenses, pero, los norteamericanos, operando en pequeños grupos, hostigaron sin tregua a los alemanes, generaron una gran confusión en el enemigo y evitaron contraataques sobre las cabezas de playa.

El general Eisenhower visita a los hombres de la 101ª División Aerotransportada en la víspera del Día-D.

El siguiente desafío para los paracaidistas fue la Operación Market Garden, un plan del mariscal Montgomery que pretendía poner fin a la guerra antes de Navidad. El 17 de septiembre de 1944, los paracaidistas aliados saltaron sobre Holanda para tomar una serie de puentes de gran importancia estratégica.

Esta vez el lanzamiento tuvo lugar a plena luz del día. Sin embargo, la escasez de aviones y el mal tiempo provocaron una demora en la llegada de los refuerzos, pues las divisiones aerotransportadas debían ser desplegadas en varias oleadas. Este fue uno de los diversos factores que terminó provocando la derrota aliada en Arnhem.

Paracaidístas de la 82ª División Aerotransportada embarcan en los aviones. Operación Market Garden, septiembre de 1944.

 

El último gran salto de la Segunda Guerra Mundial en Europa se produjo en marzo de 1945, en el marco de la Operación Varsity. Los soldados de la 17ª División Aerotransportada de los Estados Unidos y los hombres de la 6ª División Aerotransportada británica tomaron tierra cerca de Wesel para dar apoyo a las tropas que iban a cruzar el Rin. A pesar de la fuerte oposición alemana, los paracaidistas contribuyeron decisivamente a la victoria aliada en la Operación Varsity. Bien es cierto que hay quienes afirman que el despliegue de paracaidistas fue una medida innecesaria en una operación como Varsity.

Paracaidistas estadounidenses en la Operación Varsity, marzo de 1945.

 

Ahora bien, Europa no fue el único teatro donde Estados Unidos empleó a sus fuerzas aerotransportadas para combatir. Así, cabe destacar el sobresaliente papel que jugaron los paracaidistas estadounidenses de la 11ª División Aerotransportada en Nazdab (Nueva Guinea 1944) o la dura lucha que sostuvieron en febrero de 1945 para reconquistar la isla de Corregidor, en Filipinas.

Los paracaidistas estadounidenses toman tierra en Corregidor, febrero de 1945.

 

 

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