Eran muchos los que creían que, tras la campaña de Normandía, Alemania no tardaría mucho en derrumbarse. Sin embargo, las ofensivas aliadas se estrellaron en lugares como Arnhem y el bosque de Hürtgen.
El lanzamiento de las fuerzas aerotransportadas el día-D fue un acontecimiento caótico. Las baterías antiaéreas alemanas escupían coloridas descargas contra las bandadas de C-47 que surcaban los cielos negros. Ante tan aterrador espectáculo, los pilotos, nerviosos, aumentaron la velocidad de sus aviones y muchos paracaidistas terminaron tomando tierra lejos de sus zonas de lanzamiento.
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