Eran canadienses de todas las clases y condiciones y procedían de distintos lugares. Durante varios años se entrenaron juntos, convirtiendo el batallón Black Watch en una auténtica familia. Pero la tragedia de la guerra destrozó aquella hermandad de armas en la batalla de la cresta de Verrières. Esta es la desgarradora historia del sacrificio de 320 hombres que narra el historiador David O’ Keefe en su libro Seven Days in Hell.