6 de junio de 1944, cargados hasta los topes, 225 rangers estadounidenses surcan las convulsas aguas del Canal de la Mancha. Las grandes olas zarandean sus embarcaciones y los soldados, ateridos y empapados tiemblan mientras se dirigen hacia un promontorio en tierras francesas.
Cuando pensamos en Normandía, nuestra mente viaja directamente hacia escenarios clásicos como la playa Omaha. Imaginamos a los aliados avanzando entre los arenales pereciendo bajo un intenso fuego de ametralladora y morteros mientras los heridos se acumulan entre las dunas y los obstáculos antitanque. Pero hoy voy a contaros una historia lejos de esos escenarios tan manidos. Esta anécdota tuvo lugar en el sector británico de la invasión de Normandía.
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