La fase inicial de la Primera Guerra Mundial estuvo marcada por una guerra de movimientos, sin embargo, a medida que transcurrían los meses, los frentes se estancaron y los ejércitos cavaron trincheras. Una extensa línea de alambradas y trincheras dividía Europa. Los ejércitos de aquella época disponían de una gran potencia de fuego, pero tenían escasa movilidad. Ante semejante estancamiento, los alemanes buscaban una ventaja decisiva, por lo que terminaron recurriendo al gas tóxico.