Los sueños de Mussolini pasaban por conquistar Egipto y emular los éxitos militares alemanes en Europa. Para ello, las fuerzas italianas debían atacar desde Libia y derrotar a las tropas británicas que defendían Egipto. Sin embargo, la primera ofensiva italiana iba a demostrar que el ejército de Mussolini no estaba preparado para combatir a los británicos.