Envuelto en un aura de secretismo, los aliados prepararon la apertura de un segundo frente en Europa: el Día D. La Operación Overlord fue el resultado de una combinación de medios logísticos, humanos y de un gran esfuerzo de inteligencia.
En 1940, las tropas italianas atacaron Grecia, lo que abrió un nuevo frente en los Balcanes. Sin embargo, el desastre militar italiano provocó que Alemania tuviese que acudir en ayuda del ejército de Mussolini.
La industria alemana requería el hierro de Suecia para poder continuar con la producción de material bélico. El hierro procedente de las minas suecas debía ser transportado desde la localidad portuaria de Narvik, en Noruega.