En el verano de 1942, el mundo parecía al borde del abismo. El 6º Ejército alemán comenzaba su ofensiva contra Stalingrado, la flota japonesa había sido derrotada en Midway y los marines combatían a sangre y fuego en la isla de Guadalcanal. En el norte de África, los británicos y la Commonwealth habían conseguido detener a Rommel en el Alamein tras derrotarlo el 30 de agosto de 1942.