La ofensiva del Tet de 1968 supuso un tremendo varapalo para las fuerzas norvietnamitas. Estados Unidos y sus aliados del sur habían frustrado la tentativa comunista de provocar una insurrección en todo Vietnam. Los norvietnamitas no tuvieron más remedio que refugiarse en sus posiciones fronterizas.
Gracias a los Acuerdos de París de 1973, Estados Unidos pudo abandonar el avispero de Vietnam con cierta dignidad. La larga guerra había supuesto un constante goteo de bajas para los americanos y un elevadísimo coste económico.