En la primavera y en el verano de 1942, tras sufrir un grave varapalo en la batalla de Gazala, el 8º Ejército británico se había visto obligado a retirarse Egipto. Malta, que servía como base aérea para los británicos también estaba amenazada por los ataques de la aviación del Eje. La situación era desesperada para Gran Bretaña.