Descubrí que la respuesta a mis inquietudes estaba en los libros de Historia. Pronto comencé a acumular toda clase de libros sobre la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, para mí, no era suficiente, quería transmitir mi pasión a los demás, por lo que me lancé a la aventura de la escritura.
La novela bélica era el género perfecto, me permitía transmitir de una manera dinámica y amena lo que supuso para la Humanidad este trágico acontecimiento histórico, podía crear personajes con sentimientos e inquietudes que actuasen como hilo conductor de una historia y que al mismo tiempo ayudasen al lector a aprender sobre el conflicto. Desde que hice la primera incusión con mi primer relato, encontré una gran satisfacción en la escritura, me ayudaba a transmitir ideas, expresar sentimientos y lo mejor de todo: lograr que el público se emocione y disfrute al tiempo que conoce una etapa fundamental en la Historia del siglo XX.