En 1940, con la conquista alemana de Francia y la retirada del Ejército británico en Dunkerque, Gran Bretaña se hallaba en una posición muy delicada. Negando a asumir un papel pasivo y permanentemente a la defensiva, el primer ministro británico Churchill autorizó la creación de los comandos. Estos hombres estaban entrenados en el asesinato sigiloso, el combate cuerpo a cuerpo, el manejo de armas de fuego y explosivos. Los comandos eran una fuerza ideada para lanzar rápidos ataques desde el mar y provocar el caos en las retaguardias alemanas. Fueron muchos los hombres excepcionales que pasaron por sus filas, pero quiero hablaros de uno en particular: Jack Churchill.