De acuerdo con las recomendaciones de un amigo, Hermann Giskes, evitando servir en la Wehrmacht, se enroló en el Abwehr, la inteligencia naval alemana. Su astucia y sus tretas harían de él uno de los alemanes más temidos.
Eran muchos los que creían que, tras la campaña de Normandía, Alemania no tardaría mucho en derrumbarse. Sin embargo, las ofensivas aliadas se estrellaron en lugares como Arnhem y el bosque de Hürtgen.