El 23 de marzo de 1944, una compañía de las SS marchaba por las calles de Roma, cuando varios artefactos explosivos estallaron al paso de las tropas alemanas. Los explosivos causaron estragos entre las filas alemanas. Las bombas despedazaron a los soldados de las SS, las calles quedaron cubiertas de sangre y restos humanos tras el atentado. Las pérdidas alemanas fueron de 33 muertos. Enfurecidas, las autoridades de ocupación llevaron a cabo brutales represalias que desembocarón en la masacre de las Fosas Ardeatinas.