En el norte de África, el 8º Ejército británico y el Afrika Korps y sus aliados italianos seguían enzarzados en una interminable lucha. Los buques británicos partirían de Alejandría y Gibraltar para reforzar la estratégica posición aliada de Malta, asediada por la Luftwaffe justo en medio del Mediterráneo. Para el general Auchinleck era el momento de recurrir a los hombres del Servicio Aéreo Especial (SAS).