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Golpe de mano del SRS en capo Murro di Porco

En julio de 1943, los aliados emprendieron una nueva campaña en Sicilia. Para ello, reunieron la mayor fuerza de desembarco de la historia. Unos tres mil barcos y más de ciento sesenta mil hombres estaban dispuestos para saltar a tierra en el marco de la Operación Husky.

Así, la invasión fue llevada a cabo por el 7º Ejército estadounidense del general Patton y el 8º Ejército británico del general Montgomery. Se fijó el 10 de julio de 1943 como día para el comienzo de la invasión.

El asalto a Sicilia requería de los servicios de unidades como el SRS (Special Raiding Squad) anteriormente llamado SAS (Special Air Service). La misión de esta unidad de élite era crucial para el éxito de los desembarcos, pues debían destruir unas baterías de artillería en Capo Murro di Porco (cabo Morro de Cerdo), un promontorio que penetraba en las aguas del Mediterráneo al sur de Siracusa.

Los británicos debían asaltar un auténtico baluarte. Su objetivo estaba situado en una montaña rocosa de gran pendiente y la guarnición italiana disponía de focos y armamento pesada. De hecho, el SRS debía batirse en una proporción de 50 a 1. De no lograrlo, la invasión terminaría en un desastre, pues los cañones italianos podrían aniquilar a los barcos aliados antes de aproximarse a la costa.

Para ello, los británicos disponían de 287 hombres, entre los que se encontraba el legendario y combativo Paddy Mayne. Asimismo, también contaban con curtidos veteranos de la campaña del norte de África. Después de una travesía en el HMS Ulster Monarch, los hombres se equiparon y se prepararon para embarcar en lanchas.

Paddy Mayne, el aguerrido líder del SAS y uno de los soldados británicos más distinguidos en la Segunda Guerra Mundial.

 

Los hombres, a bordo de las lanchas de desembarco, se hicieron a la mar. Las aguas estaban revueltas y el viento soplaba con fuerza. Sacudidos y mareados por el oleaje, fueron muchos los hombres que vomitaron.

El viento dejó de soplar y los hombres escucharon gritos. Eran paracaidistas británicos ahogándose. El vendaval había desviado a numerosos planeadores que habían terminado aterrizando de manera forzosa en el mar. Solo un grupo fue recogido por los hombres del SRS. Se decidió seguir adelante, pues el tiempo apremiaba, dado que el SRS era la única fuerza capaz de destruir las piezas de artillería de capo Murro di Porco.

Las fuerzas aerotransportadas cargan un jeep a bordo de un planeador para la invasión de Sicilia.

 

Las lanchas llegaron a tierra y los hombres, ocultos por la oscuridad, atravesaron las alambradas avanzando en dirección a las faldas de la colina. Mientras tanto, la guarnición italiana ignoraba lo que estaba sucediendo.

Las ametralladoras italianas abrían fuego, disparando estérilmente contra el mar. La sección de morteros disparó sus proyectiles y una de sus descargas provocó una monumental explosión a espaldas de las ametralladoras enemigas. Una sección logró coronar la colina ascendiendo por un sendero, mientras que otra sección logró atravesar la valla que protegía la batería y abrió fuego contra las fortificaciones de cemento.

Los italianos no tardaron en ofrecer su rendición, pues eran hombres desmotivados y no acostumbrados al combate. Por otra parte, en un búnker, los hombres del SRS se toparon con civiles aterrorizados.

Pese a que el grueso de la resistencia había sido neutralizado, aún permanecían ciertos reductos que mostraban oposición. Los francotiradores italianos abrían fuego contra los paracaidistas británicos que habían naufragado. Las fuerzas del SRS terminaron eliminando a los francotiradores.

Los cañones fueron inutilizados empleando explosivos para ello, mientras que el resto de equipos de asalto se internaron en tierras sicilianas para neutralizar una segunda batería cuyos cañones estaban disparando.

Los hombres del grupo de Seekings encontraron a varios soldados italianos que enarbolaban una bandera blanca. En el último momento, los italianos se lanzaron a tierra y el fuego de ametralladora brotó del interior de un búnker. Un británico murió y otros dos resultaron heridos. Seekings logró llegar hasta el nido de ametralladoras, arrojó una granada y revolver en mano acabó a los soldados que se hallaban en el búnker.

Sobre las 05:20 horas, Paddy Mayne disparó una bengala verde para indicar que habían cumplido con la misión. Los hombres del SRS pudieron contemplar una flota de vastas dimensiones, como nunca antes habían visto.

Dieciocho cañones enemigos y cuatro morteros habían quedado fuera de servicio. Los italianos habían sufrido más de 200 bajas y el general de brigada al mando había sido apresado. Incluso los paracaidistas británicos capturados fueron liberados. Por el contrario, el SRS perdió un hombre y sufrió dos heridos.

Un carro Sherman estadounidense desembarca en Sicilia.

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