El principal objetivo de la operación Claymore era la destrucción de las plantas de procesado de aceite de pescado, que se empleaba para obtener glicerina, que a su vez era utilizada en la fabricación de explosivos. Pero más allá del objetivo de la propia misión, la incursión buscaba el envío de tropas alemanas a frentes secundarios, obtener información, capturar prisioneros y captar noruegos para la causa aliada.
Alrededor de 500 hombres, entre los que se encontraban comandos y voluntarios noruegos, partieron del puerto de Scapa Flow (Escocia) el 1 de marzo de 1941. Ya el 4 de marzo, a las 04:00 horas vislumbraron su objetivo. Los comandos esperaron al alba para atacar y la operación comenzó poco antes de las 07:00 horas.
El frío era intenso en las islas Lofoten. Los comandos se aproximaban a su objetivo cargados de tensión. Al llegar a tierra no había ni rastro del enemigo. La población civil salió a su encuentro y rápidamente apoyó a los británicos.
La resistencia alemana vino de la mano de un pesquero armado. Los británicos se las arreglaron para responder al fuego alemán y dañaron la nave. Antes de que el barco se fuese a pique lograron abordarlo y hacerse con un sustancioso botín: los rotores de la máquina de cifrado enigma y los libros de códigos. Semejante captura suponía un importante paso para avanzar en el descifrado de los códigos de guerra alemanes.
Contando con el apoyo de la población local, avanzaron a través de la zona costera, sorprendiendo al enemigo y capturando prisioneros. Sin grandes obstáculos en su camino, procedieron a volar las plantas de procesamiento de aceite de pescado. Los comandos acabaron con más de 3.600 toneladas de aceite de pescado, glicerina y combustible. Las centrales telefónicas y de telégrafos también fueron destruidas. Los británicos lograron hacer 228 prisioneros y unos 300 noruegos se unieron a la causa aliada.
Con los objetivos cumplidos y un solo hombre herido por un disparo accidental, los comandos regresaron a sus lanchas acompañados por los prisioneros y los voluntarios. La operación Claymore había sido todo un éxito y una inyección de moral para los británicos.
El ataque en las islas Lofoten, entre otras incursiones realizadas en Noruega, contribuyó a que Hitler decidiese reforzar las defensas en Noruega, desviando valiosos recursos que le hubieran podido ser de gran utilidad en otros frentes.