El capitán Herbert Buck, oficial del ejército británico, sirvió en África, donde terminó siendo herido y capturado por las tropas del Afrika Korps. Sin embargo, esto no sería impedimento para que emprendiese una exitosa tentativa de fuga. Buck salió del campo de prisioneros a pie y logró hacerse con un uniforme alemán. Ataviado como un soldado germano y con un gran dominio del alemán logró alcanzar las líneas británicas.
Basándose en su propia experiencia, el capitán Buck tuvo una idea: crear una unidad de soldados germanohablantes que, vestidos como soldados alemanes, se infiltrasen tras las líneas enemigas para recopilar información. La unidad de Buck fue bautizada con el nombre de SIG o Grupo Especial de Interrogatorios. Era evidente que con aquella denominación, los aliados estaban jugando al despiste.
Así pues, Buck optó por reclutar hombres entre los comandos de Oriente Medio. Muchos judíos alemanes se sumaron a las filas del SIG y también franceses y checos que hablaban inglés.
Para tener una coartada creíble disponían de uniformes alemanes, libros de pagas y cartas falsas de sus amantes. Estos comandos germanohablantes desfilaban y se comportaban como los hombres del Afrika Korps. Tan metidos estaban en su papel, que incluso eran capaces de proferir juramentos como lo haría cualquier soldado alemán.
De entre el personal de Buck destacaban dos hombres: Herbert Brückner y Walter Essner (en la fotografía segundo por la derecha). Estos prisioneros de guerra sirvieron en la Legión Extranjera francesa y posteriormente se enrolaron en el Afrika Korps. Fueron hechos prisioneros por los británicos en noviembre de 1941 y afirmaron ser antinazis. Tras ser sometidos a una serie de pruebas e interrogatorios, se determinó que podían confiar en ellos.
Y es que, Brückner y Essner, al haber servido en el Afrika Korps, aportaron elementos muy importantes a los hombres del SIG. Éstos les enseñaron algunas canciones alemanas y algún que otro chascarrillo, todo con tal de dar mayor credibilidad a la tapadera del SIG.
David Stirling, al frente del Servicio Aéreo Especial, propuso a Buck una arriesgada misión. El objetivo consistía en atravesar las líneas enemigas transportando a soldados de la Francia Libre como si fueran prisioneros y llegar a los campos de aviación del Eje. El capitán Buck y Augustin Jordan, como comandante de los soldados franceses, aceptaron la propuesta de Stirling. No sabían la traición que les aguardaba.
Por fin, el 12 de junio de 1942, circulando a través de la carretera, un Kübelwagen, un camión alemán y otro británico se pusieron en marcha. Para que el camión británico no llamase la atención, se pintaron en blanco los emblemas del Afrika Korps, como si se tratase de un vehículo requisado.
Buck, con el atuendo de soldado alemán, iba al volante del primer vehículo, acompañado por Essner y Brückner. En la parte trasera de los camiones marchaban los soldados franceses, fingiendo ser prisioneros de guerra y ocultando sus armas.
Se toparon con un primer control de carretera. Los italianos les pidieron la contraseña, pero Brückner, haciéndose pasar por un oficial irritado, amenazó con denunciarles si obstaculizaban su trabajo. Asustados por las posibles consecuencias, los italianos dejaron pasar a aquellos falsos soldados alemanes.
La situación se repitió al pasar por un segundo control. Un cabo alemán sugirió descansar en el campamento, pues por lo visto, sabían de la presencia de comandos británicos en las inmediaciones. Todos interpretaron su papel a la perfección, tanto los franceses, como los hombres del SIG. Los alemanes creyeron que en verdad se trataba de un convoy de prisioneros.
El día siguiente, por la mañana, Brückner llevó a Jordan a los aeródromos de Derna. A Jordan le satisfizo la cantidad de aviones alemanes que poblaban aquellos aeródromos. Eran una suculenta presa.
El plan trazado para el ataque fue el siguiente. El capitán Buck permanecería en el punto de encuentro, mientras que un grupo atacaba los campos de aviación de Maturba y Jordan, junto a Brückner y algunos hombres del SIG, lanzaba su incursión sobre los aeródromos de Derna.
Las cosas no parecían ir bien para el grupo de Jordan, pues el camión se detenía constantemente. El vehículo daba constantes muestras de sufrir problemas mecánicos y Brückner se bajaba una y otra vez para reparar las averías. Jordan empezaba a perder la paciencia.
El camión se detuvo cerca de las instalaciones alemanas del aeródromo de Derna. Brückner se apeó. Los integrantes del grupo de Jordan creían que pronto volvería con herramientas para solucionar los problemas mecánicos. ¡Ignoraban que estaban siendo víctimas de una traición!
Brückner se presentó al oficial al mando. Explicó su verdadera situación, diciendo que había sido capturado por los británicos y que llevaba un camión con tropas aliadas dispuestas a atacar los aeródromos alemanes. El oficial, inicialmente, no le creyó y a Brückner le llevó tiempo persuadirle de su situación.
Alertados, los soldados alemanes se situaron en torno al camión. Jordan, perdiendo la paciencia emergió bajo la lona del vehículo. Existe gran controversia sobre lo ocurrido en la escaramuza. Hay quienes afirman que los soldados franceses se rindieron y otros sostienen que los galos combatieron.
En la refriega, el camión voló por los aires. Peter Hass, que era judío, sabía que ser capturado significaba enfrentarse a un cruel destino, por lo que prefirió morir luchando. Aprovechando la confusión, Jordan logró huir.
En cambio, Brückner regresó a Alemania, donde fue condecorado por delatar a un grupo de saboteadores en el desierto. Brückner se había aprovechado del compañerismo de los hombres del SIG y del SAS, todo en aras de tender una trampa a sus supuestos hermanos de armas. Ahora bien, a lo largo de la Historia, muchos han sido los traidores que se han valido de esta clase de artimañas para conseguir sus propósitos, unas veces con éxito y otras no.
Otro de los sospechosos de tracion, Essner, puesto bajo vigilancia, murió al recibir disparos mientras trataba de escapar. Sin embargo, no pudo dilucidarse si realmente era un traidor.