El punto de partida será la Operación Longcloth, en marzo de 1943, en la campaña de Birmania. Un cuerpo de élite, conocido como los Chindit, se prepara para llevar a cabo numerosas acciones de sabotaje cientos de kilómetros tras las líneas japonesas y, para ello, deberán adentrarse en lo más profundo de la jungla.

Todos los elementos están dispuestos. La trama conducirá al teniente Locke a una huida desesperada través de la selva con el enemigo pisándole los talones, enfermedades tropicales, serpientes, insectos y un asedio imposible en Kohima.

Tras finalizar mi novela Sangre y fuego en Tobruk en 2019, quería acercar al público a un frente olvidado como Birmania. Aquel remoto escenario tenía mucho que ofrecer. Dos episodios de aquella campaña llamaron mi atención: la primera incursión de los Chindit y la defensa de Kohima. El primer escenario supuso una operación muy arriesgada, golpeando muy por detrás de las líneas enemigas y avanzando a través de un terreno muy hostil. Por el contrario, Kohima supuso una de las defensas más épicas de la Segunda Guerra Mundial, pues una pequeña guarnición británica e india, rodeada en un puñado de colinas, se enfrentó a toda una división japonesa.

Con esta obra pretendía acercar al público una campaña poco tratada pero tan fascinante como otros escenarios bélicos más conocidos como Stalingrado o Normandía. Con ansia e ilusión afronto la recta final de la espera para que Ecos de la jungla vea la luz.

Superándose a sí mismos, los chicos de Mirasud Pro, con el cineasta y fotógrafo Laureano Clavero al frente, han vuelto a hacer magia. Cuando le encargué a Laureano Clavero que preparase las imágenes de cubierta sabía que le estaba encomendando un reto terriblemente difícil. ¿Cómo iba a recrear estampas bélicas de un frente tan exótico como Birmania? Pues bien, una vez más, Laureano Clavero ha vuelto a sorprenderme.

Como anteriormente señalaba, Laureano tenía por delante todo un desafío. Para poder reconstruir un escenario como Birmania, el cineasta y fotógrafo argentino se empapó de fotografías y documentales como El mundo en guerra. Por su parte, los recreadores Joan Parés y Sergio Vargas eligieron a la perfección el enclave de la sesión fotográfica. Para ello tomaron como escenario un paraje próximo a Granollers. ¡Todo un acierto que recuerda a uno de los traicioneros ríos de la Birmania de 1943!

No solo debo darle las gracias a Laureano Clavero, también los recreadores Joan Parés y Sergio Vargas han estado magistrales encarnando a dos soldados aliados en la espesura de las selvas birmanas. Mi enhorabuena y mi agradecimiento a ambos por su gran trabajo.

No cabe duda de que el desafío fotográfico que he planteado a Laureano Clavero le ha llevado a seguir evolucionando, pues la orografía del escenario elegido a obligado al fotógrafo a adaptarse al terreno. Por otra parte, la imagen de portada transmite la tensión de dos combatientes agobiados en una exuberante jungla, en alerta permanente ante la presencia de una posible patrulla japonesa. Incluso las tonalidades de la fotografía, a caballo entre el color total y el blanco y negro, hacen que sintamos el ambiente asfixiante de la jungla.

Sería injusto no hablar de Roberto Hernández, ilustrador en www.panzercoverdesign.com y autor de los mapas que permitirán al lector guiarse en la primera incursión de los Chindit y en el asedio a Kohima. Por su excelente cartografía le expreso mi gratitud a Roberto.

No menos importante es el ferviente aval del historiador especializado Rubén Villamor. De hecho, el prólogo de Rubén Villamor, especialista en la Segunda Guerra Mundial en Asia y el Pacífico, es la mejor carta de recomendación posible para mi novela Ecos de la jungla.

Así pues, queridos lectores, os invito a adentraros en las peligrosas junglas birmanas y a defender a sangre y fuego las colinas de Kohima.

SINOPSIS

Marzo de 1943, más allá del río Chindwin aguardan las impenetrables junglas birmanas. El teniente Sam Locke se ha enrolado en una arriesgada misión de sabotaje que implica internarse cientos de kilómetros tras las líneas japonesas.

Los nipones no son los únicos enemigos, pues la selva oculta serpientes, malaria y toda clase de insectos. Buscando la redención y enfrentándose a decisiones fatales, Locke deberá escapar del enemigo y sobrevivir a las constantes pruebas a las que le someten una fauna y una flora hostil.

La supervivencia en la jungla no será la única prueba que deba afrontar Locke. Pasando por escenarios como la caída de Singapur o una India asolada por el hambre y las intrigas políticas, el destino conducirá a nuestro héroe hasta el infernal asedio de Kohima.