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Lucía Fernández, pasión por la recreación histórica

Quiero dedicarle un espacio en mi blog a una persona muy polifacética: la asturiana Lucía Fernández. Lucía es antropóloga y licenciada en Bellas Artes, tiene una importante vocación docente y muestra un gran interés por todo lo relacionado con la Historia. Hasta tal punto ha llegado su afición por la Historia, que se ha zambullido en el mundo de la recreación histórica.

Para conocer los entresijos que hay detrás de los hombres y mujeres que se caracterizan de soldados de la Segunda Guerra Mundial en los eventos de recreación histórica vamos a entrevistar a Lucía.

1-Cuéntanos, Lucía, ¿cómo surgió tu interés por las recreaciones históricas?

Empecé de una forma completamente casual. Desde niña me ha interesado mucho la expresión de la identidad social a través de la indumentaria.Tendría unos diez años cuando me dio por pedir que me cortaran el pelo al estilo de las pelucas del Imperio Medio porque estaba fascinada por la famosa escultura de Rahotep y Nofret, ¡que contenta estaba!, y no paré nunca.
Conocía la existencia de los eventos de recreación, pero no había asistido a ninguno a excepción de Maderuelo S.XII una única vez y hace ya tiempo. Es cierto que seguía con más asiduidad eventos y grupos extranjeros que españoles, normal porque las temáticas en las que más me muevo actualmente no son en origen españolas. Pero sí tenía una abultada colección de ropa civil de época y de uniformes femeninos a los que daba más bien poco uso.
Hace apenas unos meses, un par de entonces conocidos y ahora compañeros y amigos muy queridos me dijeron el suficiente número de veces la frase “esos uniformes hay que sacarlos del armario que se te van a apolillar”, como para que un buen día de verano hiciera unas maletas desproporcionadamente enormes para un fin de semana, me subiera a un autobús, y me plantara cámara en mano en el que se convirtió en mi primer evento.
A partir de ahí uno detrás de otro buscando esa foto que todavía no he encontrado, y asumiendo ilusiones y retos nuevos.


2-¿Cómo es el ambiente en las recreaciones históricas? ¿Qué clase de personas participan en estos eventos?
El ambiente es maravilloso, es lo mejor de las recreaciones.
Para los recreadores es el reencontrarnos, poner en común todas las cosas que hemos estado haciendo desde la última vez que nos vimos. Nos mimamos mucho entre nosotros, y es que compartimos una pasión. Una pasión que requiere muchas horas de trabajo solitario, de esfuerzos, de planificación, de sueños, de kilómetros… Así que reunirnos y poder dar vida a todo eso que estudiamos, crea momentos muy emocionantes.
Para el público diría que el ambiente es magia pura. La oportunidad de vivir la historia en primera persona, cara a cara, verla, oírla y hasta olerla por ti mismo.  Es una inmersión total con un poder didáctico inigualable. Una oportunidad de aprendizaje experiencial que no pueden brindarte los libros ni tampoco las películas. Entre otras muchas cosas porque en ellos no puedes ir a hablar con los protagonistas, que te expliquen, o mejor todavía contarles tú mismo lo que sea que quieras transmitir.
El perfil de los participantes es muy variado, entre los recreadores cada uno tiene su origen y sus razones, sólo les une la voluntad común de que el nombre de quienes protagonizaron el pasado no se borre de la historia. Entre el público todos los públicos grandes y pequeños tienen cabida.


3-¿Cuál crees que es la finalidad de la recreación histórica?
Bueno, para mi la finalidad que quisiera que primara es la divulgativa y con ella la motivación del estudio y la investigación, ambas cosas desde la seriedad y el compromiso de la metodología científica. Pero este es sólo mi punto de vista personal y soy consciente de que está muy influenciado por mi trayectoria. No necesariamente todos los recreadores tienen por qué verlo de la misma manera, ni tener las mismas metas.
Sí reconozco, no obstante, que la más que frecuente falta limitación en el estudio y el desinterés por la divulgación profesionalizada me impactó en un principio, me decepcionó, creía en mi cabeza llena de pajarillos que un evento iba a ser poco más o menos que un congreso informal, donde aprendería y compartiría en las temáticas en las que se desarrollan tanto mi tesis doctoral (que es la de la educación patrimonial), como mi investigación independiente y mis estudios e intereses más ligeros. Pero no, no es así. Cada cuál llega a éste hobby y lo desarrolla por sus propias razones, ¿y sabes qué?, que me parece perfecto.


4-Algunos creen que es raro que a una mujer le interese la Segunda Guerra Mundial, ¿qué les respondes a quienes tienen esa opinión?
Huy, este es un tema muy controvertido.
Bueno no sé si debiera decir controvertido o si en el caso de Segunda Guerra Mundial debiera categorizarlo como rayano en el tabú, y es que por desagracia son unos cuantos más que algunos lo que creen esto que comentas. Los suficientes como para que tenga ya mi propia frase estándar (je) para responder a ésta cuestión: Sin nosotras no tenéis guerra. Y no me estoy refiriendo a los cuerpos auxiliares, ni siquiera a los cuerpos sanitarios, ni mucho menos a las porcentualmente escasas mujeres combatientes ya fueran integradas en ejércitos regulares o en redes resistentes/insurgentes. A lo que me refiero es al Frente Doméstico, razón y motor de toda la guerra.

En fin. Más allá del cliché, que ya ves que ahí lo tengo siempre armado, debo decir ya que me das la oportunidad de hacerlo, que me entristece mucho el más que secundario, olvidado, plano en que se deja a la recreación femenina en los eventos españoles de Segunda Guerra Mundial. No hay papel para las mujeres que quieran poner en valor otra cosa que no esté directamente relacionada con el enfrentamiento armado directo. Tampoco hay foro de debate ninguno al respecto de cualquier otra temática que no sea esa misma.
Esto es algo que me horroriza, y me horroriza como todas las historias que se cuentan a medias, y también porque desde el punto de vista divulgativo estamos perdiendo un cupo de poder empático muy grande. En otras palabras, que del mismo modo que quien pueda sentirse profundamente cercano al concepto épico “soldado Ryan” posiblemente le deje frío la pelea diaria de una madre de familia por conseguir organizar desayuno, comida y cena cuando no hay con qué semana tras semana, mes tras mes, y al siguiente otra vez.
Pues bien, a la inversa sucede exactamente lo mismo. Son heroísmos completamente distintos, y la infrarrepresentación de los contextos femeninos deja marginado de la transmisión de un mensaje educativo a un volumen de público que no debiéramos de ignorar.
Ya te digo que es un tema polémico éste, por desgracia, que da para un debate largo y tendido, pero que tristemente no se quiere abrir. Mentarlo es como decir tres veces Beetlejuice.


5-¿Hay alguna mujer de la Segunda Guerra Mundial a la que admires en particular? ¿Por qué?
¿Una?, ¿sólo una?. Imposible. No sabría a quién escoger.
Quizá, afinando mucho mis finalistas podrían ser, para el mundo militar la comandante Raskova, y para el civil Gellhorn (entonces Hemingway) o Hollingworth. Porque son tres mujeres cuya total determinación, valentía, tesón y compromiso cambiaron para siempre la estela de la historia en la que estamos todas las demás. Las admiro por la inspiración que me suponen. Imagino que la respuesta esperada habría sido algo tipo de Jongh o Sendler por sus famosas labores humanitarias, o quizá leyendas como Szabo o algo así. Pero ya ves…


6-Para terminar, cuéntanos alguna anécdota graciosa que hayas vivido en alguna recreación.
¡Jajajajaja montones de ellas!, pero la mayoría son bromas entre amigos, quizá un poco intraducibles, o genialidades que ves o que oyes sobre la marcha. No hay nada más divertido que ponerse cerquita de una barricada y escuchar. Lo recomiendo activamente. Venid a los eventos y hacedlo, no os arrepentiréis.

Para todos los públicos pues se me ocurre tal vez la alucinante historia de la grapadora desaparecida:
Habíamos montando un primoroso laboratorio fotográfico de campaña para fotógrafos del 165th Signal Corps americano, USAF y prensa civil. Teníamos de todo, auténticas piezas-joya históricas dignas de estar en las vitrinas de un museo, fotografías, piezas artesanas elaboradísimas, en fin, preciosidades. El campamento estaba abierto y el público podía entrar y verlo todo tan cerca como quisiera. La vigilancia era firme, dado el riesgo de sustracción de alguna pieza, y todo fue perfectamente bien. Hasta que en el momento de recoger todo por última vez… ¡faltaba una grapadora!. ¿Era una grapadora original súper especial?, ¿una rareza dificilísima de encontrar, que el abuelo de alguien había guardado durante toda la guerra escondida en…bueno ya sabes, con la esperanza de legarla a su descendencia?. Pues no. Lo que faltaba era una grapadora común y corriente comprada en el chino y pintada de verde. Sí. Eso faltaba. No sé cómo tomarme esto. Jajajaja.

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