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La espectacular captura del puente de Nimega

La Operación Market Garden fue un plan diseñado por el mariscal de campo Bernard Montgomery para poner fin a la guerra antes de navidad de 1944. La operación requería una perfecta sincronía entre las unidades que participaban en el asalto aerotransportado. Una serie de puentes sobre el Rin y sus afluentes debían ser capturados en Holanda, de ese modo, las fuerzas aliadas podrían penetrar en Alemania. Uno de esos puentes fue escenario de un espectacular y sangriento asalto: estamos hablando del puente de Nimega.


Tres divisiones aerotransportadas debían capturar una serie de puentes. La 101ª División Aerotransportada fue lanzada sobre el área de Eindhoven, la 82ª División Aerotransportada debía ocuparse del área de Grave y Nimega, mientras que la 1ª División Aerotransportada británica tenía que conquistar el puente de Arnhem. Lanzada muy en el interior de las líneas alemanas, la 1ª División Aerotransportada británica era la más alejada del frente aliado.


Los paracaidistas británicos y estadounidenses tenían la misión de capturar los puentes y defenderlos hasta la llegada del 30º Cuerpo británico, que atacaría por tierra desde Neerpelt, en la frontera entre Bélgica y Holanda.


El 17 de septiembre de 1944 dio comienzo la Operación Market Garden. Los retrasos comenzaron a sucederse. Los tanques de la División Acorazada de Guardias se encontraron una obstinada resistencia en la carretera que les conducía hasta Arnhem, donde perdieron un tiempo muy valioso. Para mayor desgracia de los aliados, el puente de Son, que debía ser capturado por la 101ª División Aerotransportada, fue volado.


Por su parte, la 82ª División Aerotransportada de Estados Unidos logró conquistar el puente de Grave, mientras que la 1ª División Aerotransportada británica comenzó a topar con importantes dificultades. En Arnhem y Oosterbeek, las radios de los británicos no funcionaban, y de los tres batallones enviados al puente, solo el 2º Batallón del teniente coronel Frost había logrado hacerse con el extremo norte del puente de Arnhem.


Los blindados de la División Acorazada de Guardias progresaban lentamente, el tumulto ralentizó su paso por las calles de Eindhoven. Los carros de combate británicos tuvieron que esperar hasta que los ingenieros construyesen un puente Bailey.


Mientras tanto, en Arnhem y Oosterbeek las dificultades de los paracaidistas británicos iban en aumento. Los aerotransportados se enfrentaban a las fuerzas del 2º Cuerpo Blindado de las SS, que contaba con carros de combate y armamento pesado. Detener a los tanques con lanzagranadas, ametralladoras, fusiles y unos pocos cañones anticarro no era una misión fácil. La asediada división del general Roy Urquhart se defendía de manera heroica, pero los suministros escaseaban y los pertrechos que lanzaban los aviones para reabastecer a los paracaidistas británicos caían en manos alemanas, pues los teutones controlaban las zonas de lanzamiento. En el puente de Arnhem, las fuerzas del heroico batallón del teniente coronel Frost continuaban resistiendo, pero la munición y los hombres iban menguando. En tan desesperada situación, el amado batallón de Frost no podría proseguir con su épica resistencia durante mucho tiempo. Era imperativo que el 30º Cuerpo británico llegase a Arnhem si querían socorrer al mermado batallón de Frost y a la asediada división de Urquhart.


Por fin el 19 de septiembre, las fuerzas blindadas británicas establecieron contacto con la 82ª División Aerotransportada del general Gavin. Británicos y estadounidenses trataron de tomar el puente de Nimega, pero los defensores alemanes ofrecieron una encarnizada resistencia. Los carros de combate británicos ardían en las sinuosas calles de Nimega y los cadáveres reposaban sobre el pavimento. No había manera de capturar el puente. Los aliados se habían atascado en Nimega.


Gavin era consciente de que si no tomaban a tiempo el puente de Nimega, la catástrofe caería sobre los británicos que combatían en Arnhem. En semejante tesitura, Gavin ideó un audaz plan para conquistar el puente de Nimega. Dos compañías de infantería paracaidista, lideradas por el mayor Julian Cook debían atravesar el río Waal en botes hasta alcanzar la orilla norte, después debían dirigirse hacia el puente y asegurar el extremo norte. Mientras tanto, los carros de combate británicos, acompañados por tropas de la 82ª División Aerotransportada, se abrirían camino a través de las calles de Nimega.


La mañana del 20 de septiembre de 1944, el mayor Cook y sus hombres aguardaban impacientes la orden de atacar. Se les había encomendado una misión imposible, prácticamente suicida. Los minutos se les hacían interminables y los botes no llegaban. Las carreteras que conducían a Nimega eran un caos. Los vehículos de todo un Cuerpo de Ejército circulaban por una única y estrecha carretera. Todos los oficiales reclamaban prioridad de paso y los camiones que transportaban los botes permanecían detenidos en la congestionada vía.


Una vez consiguieron llegar las tan anheladas embarcaciones, comenzó el bombardeo a las posiciones alemanas en la orilla norte del Waal. Los cazabombarderos Typhoon bombardearon a los defensores, el ataque aéreo fue sucedido por diez minutos de bombardeo y lanzamiento de humo en el que participaron 100 cañones y los tanques Sherman de la Guardia Irlandesa.


A las 15:00 horas del 20 de septiembre, dos compañías del 504º Regimiento de Infantería Paracaidista de Estados Unidos salieron al ataque. Los norteamericanos iban a bordo de endebles embarcaciones de madera y lona. Los botes no disponían de remos suficientes, por lo que muchos soldados tuvieron que remar haciendo uso de las culatas de sus fusiles.


Los hombres de Cook se enfrentaron a un intenso fuego de artillería, buena parte de los botes fueron hundidos. Las patéticas embarcaciones eran trituradas por las descargas alemanas. Los hombres eran literalmente despedazados por la vorágine de fuego que se cernía sobre ellos mientras remaban. Los soldados, horrorizados por lo espantoso de aquella operación rezaban mientras remaban. La situación era desesperada, la corriente era fuerte y el fuego alemán causaba estragos entre los paracaidistas norteamericanos.


Desde la central eléctrica de Nimega, el general Browning, al mando de todas las fuerzas aerotransportadas en la Operación Market Garden, se volvió hacia el general Horrocks, que comandaba el 30º Cuerpo británico. “Nunca he visto una acción más valiente” dijo Brwoning a Horrocks.


Milagrosamente, parte de los botes consiguieron alcanzar la orilla norte del Waal. Sin dudarlo un instante, los estadounidenses descendieron de sus embarcaciones y cargaron frontalmente contra el enemigo. Habían sufrido tal cantidad de bajas, que no hubo piedad con los alemanes que defendían la margen norte del Waal.  Los valientes soldados de Cook se dirigieron hacia el este, en busca del codiciado puente de Nimega. El desembarco de los paracaidistas fue tan sangriento que lo llamaron “la pequeña Omaha”. Por su parte, los botes supervivientes regresaron al extremo sur del río para hacer cruzar el Waal al resto del batallón de Cook.


Avanzando desde las calles de Nimega, mientras los hombres de Cook padecían lo indecible, los carros de combate británicos y los estadounidenses del 505º Regimiento de Infantería Paracaidista lograron abrirse camino, venciendo la resistencia de los soldados de las SS. Los Shermans de la Guardia de Granaderos iban en cabeza y los británicos consiguieron detectar los cables, retirar los detonadores y desactivar las minas.


El general de brigada Harmel, al mando de la 10ª División Panzer de las SS, observaba el desarrollo de los acontecimientos desde un búnker situado en la cercana población de Lent. Los alemanes habían colocado cargas de demolición para impedir el paso de las fuerzas aliadas. En el búnker ocupado por Harmel se hallaban los cuadros de distribución de los explosivos. Harmel estaba decidido a impedir que un solo tanque británico cruzase el puente de Nimega. Cuando Harmel emitió la orden de volar el puente no sucedió nada.


La Guardia de Granaderos y los paracaidistas del 3º Batallón del 504º Regimiento de Infantería Paracaidista consiguieron enlazar. El ataque había tenido éxito, el puente permanecía en pie y los aliados habían logrado cruzar el Waal. Muchos se preguntan por qué las cargas de demolición no explotaron cuando los alemanes accionaron los detonadores. Una versión no probada sugiere que Jan van Hoof, un joven miembro de la resistencia holandesa, cortó los cables y que posteriormente fue capturado y ejecutado por los alemanes.


El optimismo reinaba en los aliados tras la captura del puente de Nimega. Si en algún momento parecía que Market Garden tenía opciones de triunfar, fue en ese preciso instante. Pero los británicos decidieron esperar a que llegase la infantería. Tan solo unas pocas patrullas se oponían entre los aliados y su objetivo final: el puente de Arnhem. Sin embargo, los aliados desperdiciaron aquella excelente oportunidad al mantenerse a la expectativa.


El final de la Operación Market Garden no pudo ser más amargo. Pese al heróico esfuerzo realizado por los soldados de la 82ª División Aerotransportada para conquistar el puente de Nimega, el épico 2º Batallón de Frost terminó siendo derrotado en Arnhem y la valiente 1ª División Aerotransportada británica tuvo que retirarse cruzando el Bajo Rin al abrigo de la oscuridad en la noche del 25 al 26 de septiembre. La guerra iba a prolongarse durante varios meses de amargura y sufrimiento.

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