Los británicos concedieron una gran importancia al teatro de operaciones del Mediterráneo en la Segunda Guerra Mundial. De ahí que considerasen vital defender una isla como Creta.
Pese a que el primer salto en paracaídas desde un avión se llevó a cabo en territorio estadounidense en el año 1911, el empleo de paracaidistas como fuerza de combate tuvo que esperar a la Segunda Guerra Mundial.