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Operación Panzerfaust, Skorzeny en Hungría

En agosto de 1944 la situación militar era terriblemente adversa para las fuerzas alemanas en el frente oriental. Tras la Operación Bagration, los numerosos ejércitos soviéticos se hallaban a las puertas del Tercer Reich y los países de Europa del Este que colaboraban con Alemania empezaban a mostrarse dubitativos.


Precisamente en aquellas fechas, Guderian fue enviado por el Führer para reunirse con Miklós Horthy, el líder húngaro. Guderian acudió a la reunión con el falso propósito de entregar a Horthy una carta escrita por el propio Hitler, pero el motivo de su visita a Hungría era bien distinto. La realidad era que Guderian intentaba sondear las intenciones de Horthy, pues temían que Hungría estuviese preparándose para firmar un armisticio con la Unión Soviética. Los alemanes tenían motivos para la desconfianza hacia sus aliados húngaros, pues numerosos oficiales húngaros se habían unido a las tropas rusas.


Hitler, sospechando de los movimientos de los húngaros, envió a Budapest a uno de sus mejores soldados: Otto Skorzeny. Nacido en Austria, Skorzeny profesaba una incuestionable lealtad hacia el Führer. Su historial de combate al servicio de las Waffen-SS hablaba por sí mismo: Francia, Yugoslavia y la Unión Soviética.


Posteriormente, Skorzeny se encargó del adiestramiento de fuerzas especiales. Entre los hombres de Skorzeny se encontraban muchos antiguos soldados de la antigua Divisón Brandeburgo.


En septiembre 1943 Skorzeny había logrado rescatar al dictador italiano Benito Mussolini de su prisión en el Gran Sasso. Tal fue el éxito del rescate de Mussolini que le valió ser condecorado con la Cruz de Caballero y le permitió ascender a SS-Sturmnbanführer. Skorzeny se había forjado tal reputación que era conocido entre los aliados como “el hombre más peligroso de Europa”.


La delicada situación por la que pasaba Hungría hizo que Hitler precisase de los servicios de Skorzeny. Era necesario apartar a Horthy del gobierno húngaro. Por ello, los alemanes pusieron en marcha la denominada Operación Panzerfaust, que consistía en tomar castillo de Buda, hacer prisionero a Horthy y obligarle a abdicar.


Antes de que Skorzeny y sus hombres pasasen a la acción, fueron informados de que el hijo de Horthy, autorizado por su padre, estaba manteniendo conversaciones secretas con los partisanos yugoslavos de Tito y con los rusos, todo ello tratando de buscar la paz. Por ello, Skorzeny y los suyos secuestraron al hijo de Horthy (Operación Mickey Mouse) y le enviaron a Alemania envuelto en una alfombra.


Un enfurecido Horthy, hizo llamar a Edmund Veesenmayer, representante de la autoridad alemana en Hungría. El regente húngaro hizo saber que estaba dispuesto a cancelar la alianza con Alemania y rendirse a los aliados. Llegado el 15 de octubre, Horthy, en un comunicado radiofónico anunció al pueblo húngaro sus intenciones.


Hastiado de la actitud de Horthy, Hitler ordenó el inicio de la Operación Panzerfaust. A las 6 de la mañana del 16 de octubre de 1944, Skorzeny, junto con varios soldados que habían participado en el rescate de Mussolini lideraron un convoy compuesto por camiones cargados de soldados a los que seguían los carros de combate. Su objetivo: el castillo de Buda.


Skorzeny había dado instrucciones a sus hombres para evitar el enfrentamiento, debía tratarse de una operación limpia, evitando todo derramamiento innecesario de sangre. Una pregunta resonaba en las mentes de los soldados alemanes: ¿Tendrían que combatir contra las tropas húngaras? En su trayecto, a bordo del primer coche, Skorzeny saludaba alegremente a los guardias húngaros que encontraba por el camino.


Cuando llegaron a una barricada, Skorzeny indicó a un blindado que la aplastase. Los húngaros fueron alertados. La resistencia de la guarnición del castillo de Buda fue breve y los alemanes se hicieron rápidamente con el control de la fortaleza.


Encañonando a un joven oficial húngaro, Skorzeny hizo que le llevase hasta el despacho del comandante. El hombre al mando era un general de división, que temiendo una masacre, ordenó a sus hombres que no combatiesen.


Cuando Skorzeny se internó en el castillo encontró a muchos oficiales. Éste pronunció un discurso sobre la tradicional alianza entre Austria y Hungría frente a las amenazas procedentes del este. Las palabras de Skorzeny fueron muy bien recibidas y los oficiales se posicionaron contra las intenciones de Horthy de firmar un armisticio con los rusos.


Pero para cuando Skorzeny llegó a las estancias personales de Horthy, no encontró al regente húngaro. Poco antes de que comenzase la Operación Panzerfaust, Edmund Veesenmayer se había encargado del arresto de Horthy.


Una vez detenido, se pidió a Horthy que abdicase. La vida del hijo de Horthy estaba en peligro, si el regente no abdicaba, su vástago sería ejecutado. Entre la espada y la pared, Horthy abandonó el poder y fue enviado en un tren especial a Alemania como “invitado del líder”. El conde Ferenc Szálasi, que simpatizaba con los alemanes, tomó las riendas de Hungría.


La Operación Panzerfaust había sido un éxito, permitiendo a los alemanes mantener el control de Hungría y garantizando su continuidad en la guerra. Después de tantos fracasos consecutivos para Alemania, la pericia de Skorzeny le había permitido alcanzar uno de sus últimos triunfos.

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