Los mandos británicos pretendían conquistar las colonias alemanas en África Oriental, para ello, su primer paso era hacerse con la ciudad portuaria de Tanga (Tanzania). Se puso al mando de la operación al incompetente general de división Aitken, al que se le entregó una mediocre fuerza de combate compuesta por tropas indias. Se trataba de un puñado de hombres bisoños e inexpertos en su gran mayoría. Los británicos habían infravalorado a los alemanes, creían que lograrían una victoria fácil, sin embargo, al frente de las defensas se hallaba el resuelto e inteligente coronel Paul Von Lettow-Vorbeck.
Al llegar a las costas de Tanga, el general Aitken creyó que los alemanes habían minado el puerto, por lo que decidió desembarcar a sus tropas en un manglar infestado de mosquitos y serpientes venenosas. Mientras tanto, Von Lettow-Vorbeck movilizó a sus askaris, duros soldados africanos bien instruidos por los militares alemanes.
Sin reconocimiento previo, las fuerzas de Aitken comenzaron a avanzar para neutralizar a la guarnición de Tanga. Los hombres de Aitken se enzarzaron en un furioso combate en la selva. Los askaris estaban bien entrenados y compentemente dirigidos por Von Lettow-Vorbeck, lograron mantener a raya a los soldados indios. Después de varias horas de combate, los problemas aumentaron para las tropas británicas.
Mientras los tiroteos y explosiones tenían lugar en el manglar, en lo alto de los árboles se hallaban colmenas repletas de abejas. El ruido trastornó el trabajo de melar de las abejas y muchas colmenas, zarandeadas por los disparos, terminaron por caer al suelo. Furibundas por haber sido perturbadas, las abejas emitieron un sonoro zumbido mientras se lanzaban en tromba contra los soldados indios. El desastre se precipitó sobre los hombres de Aitken, los indios huían despavoridos y gritaban de dolor mientras las abejas les picaban. Los soldados indios arrojaban sus fusiles y agitaban los brazos mientras corrían para zafarse de las abejas.
A pesar de que Von Lettow-Vorbeck y sus hombres eran superados en una proporción de 8 a 1, lograron repeler a las fuerzas británicas. Los indios se retiraron perseguidos por enjambres de abejas y se vieron obligados a volver a embarcar, dejando atrás un reguero de muertos.
Tras la batalla, Von Lettow-Vorbeck fue ascendido de coronel a general de división, mientras que Aitken fue degradado de general de división a coronel. La guerra en África se prolongó durante cuatro años más, un periodo de tiempo en el que Von Lettow-Vorbeck, con gran maestría, logró resistir a las tropas británicas.