Tras la derrota del Eje en África, los aliados, presionados por los británicos, se lanzaron a la conquista de Italia. Para tal propósito, los angloamericanos disponían del 8º Ejército británico del general Montgomery y del 7º Ejército americano, dirigido por el general Patton.
Por su parte, los italianos disponían de 10 divisiones para la defensa de Sicilia, mientras que los alemanes habían desplegado a la poderosa División Hermann Göring y a la 15ª División Mecanizada. Los italianos estaban hastiados de la guerra, poco motivados para seguir combatiendo por Mussolini, mientras que los alemanes estaban bien equipados y entrenados y su moral de combate era excelente.
Así pues, se planteaba una gran incógnita para el Eje. Con África en manos de los aliados, ¿dónde desembarcarían británicos y estadounidenses? ¿Cerdeña? ¿Grecia? ¿Sicilia? Todo eran cábalas.
Contribuyendo a alimentar el desconcierto y el engaño, la inteligencia británica puso en marcha la denominada Operación Mincemeat, abandonando un Cadáver con documentos falsos frente a las costas de Huelva. La treta sirvió para enmascarar las verdaderas intenciones de los aliados y los alemanes enviaron refuerzos a otros enclaves del Mediterráneo.
Con los alemanes mordiendo el anzuelo, los aliados se pusieron manos a la obra para preparar un gran desembarco. Una gran armada dirigida en el sector oriental por el vicealmirante Ramsey y comandada en el sector occidental por el vicealmirante Hewitt debía transportar a 160.000 hombres, 600 tanques y 1.800 cañones.
Entre los días 1 y 9 de julio de 1943 la aviación aliada se empleó a fondo contra los aeródromos de Palermo, Reggio, Trapani, Sciacca, Porto, Catania, Empedocle y Gerbini. Mientras tanto, del 2 al 10 de julio la armada y la aviación aliada castigó la isla de Pantelaria y su guarnición terminó por rendirse sin ser un gran escollo para los angloamericanos.
Los convoyes aliados se desplazaron hasta las proximidades de Malta, dispuestos a avanzar hacia Sicilia para desembarcar a las tropas terrestres. Mientras tanto, en África, la 1ª División Aerotransportada británica y la 82ª División Aerotransportada de Estados Unidos se preparaban para saltar sobre Sicilia. La Operación Husky estaba en marcha, nada podía detener la invasión de Sicilia.
El mal tiempo provocó que los paracaidistas estadounidenses cayesen desperdigados y parte de los planeadores británicos terminaron cayendo al mar. Sin embargo, la presencia de las fuerzas aerotransportadas sirvió para sembrar el desconcierto entre los alemanes e italianos que defendían Sicilia.
Al despuntar el sol, el 10 de julio de 1943, la flota aliada se hallaba frente a las costas de Sicilia. Las lanchas de desembarco, abarrotadas de soldados de infantería, surcaron las aguas del Mediterráneo. Los británicos tomaron tierra entre el cabo Passero y Siracusa, mientras que los norteamericanos desembarcaron entre Scoglitti y Licata. La resistencia en las playas fue escasa y los aliados lograron hacerse con el control del litoral.
En el segundo día de la invasión, los blindados italianos emprendieron una contraofensiva y, al ser rechazados, los alemanes contratacaron. Sin embargo, las fuerzas germanas fueron frenadas en el camino.
Con la marejada impidiendo el desembarco de la artillería y de los blindados, los alemanes aprovecharon para pasar al ataque con sus tanques Tiger. Las fuerzas blindadas incluso llegaron a las inmediaciones de la costa. Solo un demoledor fuego de los cañones de la armada logró contener a los teutones.
Llegado el 13 de julio, los paracaidistas británicos saltaron sobre la llanura de Catania. Una brigada paracaidista británica debía conquistar el estratégico puente de Primosole.
Por su parte, en el bando alemán, el general Student insistió en lanzar fuerzas aerotransportadas sobre Sicilia. Ante su perseverancia, el 14 de julio, paracaidistas alemanes saltaron al sur de Catania. Así pues, los paracaidistas alemanes entablaron combate con los paracaidistas británicos y recuperaron el control del puente de Primosole. Sin embargo, los británicos se negaron a dar por perdido el importante paso sobre el río Simeto y lograron reconquistar el puente de Primosole tras tres intensos días de batalla.
Con los norteamericanos avanzando hacia el oeste, el metódico Montgomery avanzaba hacia Messina lentamente. Por fin, el 22 de julio de 1943, las tropas del general Patton entraban triunfalmente en Palermo.
Un soldado estadounidense adopta una actitud distendida durante la campaña de Sicilia.
Aliados y alemanes, pugnando por el control de la isla, enviaron más divisiones a Sicilia. La acción se trasladó al nordeste de la isla, donde el relieve montañoso beneficiaba a los defensores del Eje. Así pues, Patton emprendió una serie de operaciones anfibias para envolver al enemigo.
Por su parte, Montgomery logró hacer avanzar a sus fuerzas entre Acierale y Taormina, a través de un angosto paso que discurría entre la montaña y los acantilados. Sin embargo, los alemanes frustraron las esperanzas británicas al volar el estrecho paso. Las tropas del 8º Ejército británico se las arreglaron erigiendo un puente y un pequeño desembarco contribuyó a culminar sus intentos.
La victoria aliada en Sicilia era inexorable, por lo que italianos y alemanes procedieron a la retirada de manera escalonada, escapando a través del estrecho de Messina. Durante casi una semana, los aliados fueron incapaces de impedir la evacuación de las fuerzas del Eje.
Por fin, el 17 de agosto de 1943, el general Patton, al frente de las tropas estadounidenses entró en Messina, adelantándose al 8º Ejército británico de Montgomery.
El general Patton durante la campaña de Sicilia.