Ya en la presentación de su obra en el Museo de la Evolución Humana, Ramón anticipaba que siempre ha mostrado un gran interés por las noticias de sucesos delictivos. Y eso se nota, sobre todo por la precisión con la que describe las tropelías que irá perpetrando el protagonista a lo largo de la novela.
Nos encontramos con Martín Barriuso, un curtido delincuente burgalés recién salido de la cárcel y sediento de venganza. Tras pasar injustamente una buena temporada en prisión, Martín está dispuesto a arrollar a quien se interponga en su camino con tal de alcanzar la venganza.
No cabe duda de que los bares son un elemento fundamental en la novela de Ramón Lozano. Entre cerveza y cerveza, pacharanes, cubatas y vinos de Ribera, Martín Barriuso irá orquestando sus planes tan delictivos como vengativos. De hecho, el modo en que el autor recrea los ambientes hace que uno se sienta como si estuviese junto a un maleante en los peores antros de la capital burgalesa.
Pero no basta con una buena ambientación de la novela. Es aquí donde entra la psicología de los personajes. Con un marcado protagonista y, como Ramón expresa en la propia novela, Martín Barriuso es un malo, pero no un canalla, por lo que nos presenta a un delincuente con cierto sentido del honor. Eso no implica que vaya a amedrentarse ante traficantes, matones e incluso las fuerzas de la ley.
Me gustaría añadir que La hora del papamoscas es una obra que me ha recordado en más de una ocasión a la novela A quemarropa, del insigne escritor estadounidense Richard Stark. Y es que, en la prosa de Ramón Lozano encontramos el estilo furioso de los mejores autores estadounidenses de novela negra.
Hazte con tu ejemplar de La hora del papamoscas en librerías, en Libros.cc, en FNAC y en Amazon.