La historia de nuestro protagonista comienza a principios del año 1945, cuando el Ejército Rojo se adentraba en Prusia Oriental y Alta Silesia. La guerra marchaba mal para Alemania, el régimen nazi se caía a pedazos, los soviéticos avanzaban desde el este y los aliados atacaban por el oeste. En la ciudad de Opeln (actualmente Opole, Polonia), Alfred Czech, un chico de 12 años, fue testigo de cómo una granada volaba un vehículo de soldados alemanes que se retiraba. Alfred no dudó un instante y socorrió a los soldados heridos. El joven Alfred corrió a la granja de su padre y cogió un carro tirado por un caballo. Bajo el fuego enemigo, evacuó a ocho hombres y el día siguiente rescató a otros cuatro hombres.
Las hazañas del muchacho llamaron la atención y un oficial de las SS se desplazó hasta la casa de la familia de Alfred, donde le informó que debía viajar hasta Berlín. Por su historial, fue condecorado con la Cruz de Hierro. La fotografía en la que aparece siendo condecorado por Hitler dio la vuelta al mundo. Posteriormente, participó en los combates que se desataron por la capital alemana. En abril de 1945, resultó herido en la batalla de Berlín, donde fue capturado y enviado a un campo de prisioneros soviético. Dada la situación a la que se enfrentaba, tuvo que deshacerse de su Cruz de Hierro. Ya en 1947 fue liberado de su cautiverio y volvió a su hogar.
La historia de Alfred ilustra en buena medida el final del Tercer Reich y la desesperación de un régimen que se derrumbaba y recurría a niños para enviarlos a la guerra.