Hijo de un médico, Eugene quiso alistarse después del ataque japonés a Pearl Harbor. Sin embargo aun le quedaban vestigios de un soplo cardíaco, lo que le impidió enrolarse en el Cuerpo de Marines. A pesar de todo, pasó una temporada en la escuela militar Marion Military Institute. Una vez superada su enfermedad se alistó en los marines, formando parte del programa de adiestramiento de oficiales V-12. Temiendo que la guerra terminase antes de que finalizase sus estudios para ser oficial, Eugene optó por suspender los exámenes para servir en la infantería de marina con el rango de soldado.
Sledge se formó como marine en Camp Elliot. Una vez superada la instrucción de infantería eligió ser servidor de un mortero de 60 milímetros. Concluida su preparación, Eugene y sus compañeros embarcaron en San Diego rumbo a la guerra del Pacífico. En la diminuta e inhóspita isla de Pavuvu, infestada de ratas y cangrejos, Sledge se reunió con los marines veteranos de la batalla de Cabo Gloucester (Nueva Bretaña). Eugene quedó encuadrado en las filas del la compañía K del 3º Batallón del 5º Regimiento de Marines (K/3/5), poniéndose a las órdenes del capitán Haldane, uno de los oficiales más respetados de la 1ª División de Marines. En su obra, Eugene muestra una gran admiración por su capitán y expresa el gran pesar que les causó la muerte de Haldane en la batalla de Peleliu (septiembre-noviembre de 1944). Haldane era un buen líder, un oficial que sabía guiar a sus hombres en combate y que se preocupaba por el estado de sus marines.
Otro oficial hacia el que Sledge muestra un gran aprecio es el teniente "rústico" Jones. El teniente era un hombre cercano y un ejemplo para la tropa. A Sledge y a sus compañeros marines les gustaba que además de ser un buen oficial, les tratasen con humanidad. De ahí el afecto de los marines hacia "rústico".
Dos compañeros con los que estableció fuertes lazos de fraternidad fueron Merriell "snafu" Shelton y el sargento Burgin. Junto a estos hombres vivió un sinfin de combates y penalidades en los campos de batalla de Peleliu y Okinawa.
En septiembre de 1944, Sledge, como integrante de la 1ª División de Marines desembarcó en la isla de Peleliu. La batalla estuvo marcada por combates especialmente sangrientos. Junto a sus compañeros de armas luchó en un sangriento desembarco, participó en la toma del aeródromo, en el asalto al islote de Ngesebus y en la lucha por los montes Umurbrogol. Sus descripciones sobre Peleliu son devastadoras, pues tuvieron que soportar un calor infernal, el agua potable escaseaba en la isla y los japoneses preferían morir combatiendo a rendirse. Finalmente, tras una larga lucha en la isla coralina, los estadounidenses lograron hacerse con Peleliu a costa de un número horrible de bajas.
Llama la atención en su obra "Diario de un Marine" el profundo pesar que le causaron las muertes del capitán Haldane y del teniente Jones. La lucha por Peleliu supuso una durísima prueba para Sledge, sin embargo, sus compañeros marines reconocieron que Eugene se había desenvuelto muy bien en aquel infierno.
Superada la batalla de Peleliu, la 1ª División de Marines fue enviada a Pavuvu para descansar. Ya en 1945, con la Operación Iceberg en marcha, la división se puso en marcha para participar en la invasión de Okinawa.
El 10º Ejército de Estados Unidos estaba compuesto por tropas del Ejército de tierra y de los marines. Esta fuerza estaba dirigida por el general Buckner y su misión era tomar Okinawa, el último paso antes de iniciar la invasión de las islas principales de Japón. En Okinawa, aguardaba el 32º Ejército de Japón, dirigido por el general Ushijima. Los nipones se habían atrincherado en las colinas y formaciones montañosas y gozaban de la ventaja de conocer el terreno. Los soldados de Ushijima disponían de interminables galerías subterráneas y cuevas que les permitían refugiarse de la mortífera potencia de fuego norteamericana.
Si Peleliu fue un infierno para Sledge, Okinawa no fue menos. Las lluvias y el constante fuego de artillería estuvieron a punto de hacer perder la cordura a Sledge. Las condiciones en el campo de batalla se tornaron cada vez más miserables, las lluvias empantanaron el terreno y los japoneses defendían a sangre y fuego cada colina. A pesar de todo, la infantería de marina y el ejército de tierra lograron prevalecer. Sledge muestra a la perfección las consecuencias que tuvo esta batalla sobre la moral de los marines. En su libro habla del miedo, la erosión de la moral, el fatalismo y la tristeza que le supuso combatir en Okinawa.
Al terminar la guerra, Sledge formó parte de las fuerzas de ocupación en China. Al regresar a casa tuvo dificultades para integrarse en la vida civil. La guerra había dejado profundas cicatrices en su alma. Sledge padeció fatiga de combate y sufrió pesadillas como consecuencia de sus recuerdos de la guerra. Sin embargo, gracias al estudio de la Biología y a la investigación, Sledge logró salir adelante. Finalmente, terminó ejerciendo como profesor de Biología en la Universidad de Montevallo (Alabama). Sus dos obras autobiográficas, Diario de un Marine y China Marine: An Infantryman's Life after World War II fueron publicadas y gozaron de una gran popularidad en Estados Unidos.
Eugene Sledge o "Sledgehammer", como le llamaban sus compañeros marines falleció en 2001 dejando esposa y dos hijos. Es evidente que su paso por la guerra del Pacífico dejó una profunda huella en él y supuso un acontecimento clave en su vida.