La Orden 227 es conocida por la famosa frase"¡Ni un paso atrás!", que representaba a la perfección el espíritu de resistencia a ultranza del soldado soviético. Esta orden autorizaba a disparar a cualquier soldado ruso que se retirase del combate sin permiso, dejando claro que la retirada no era una opción en el Ejército Rojo. El mensaje era muy claro, había que luchar por la madre patria sin importar las consecuencias. La rendición equivalía a la traición, era un acto de cobardía y era preferible la muerte en batalla.
La razón que llevó a Stalin a emitir esta orden fue la proximidad de la Wehrmacht a las principales ciudades de la Unión Soviética, así como la cercanía a los campos petrolíferos rusos y las enormes extensiones de terreno que habían cedido a las huestes de Hitler.
Era habitual ver en el frente, destacamentos armados con ametralladoras, a espaldas de las tropas de primera línea. Estos destacamentos estaban preparados para acribillar a cualquiera que intentase retirarse sin autorización del alto mando. Queda claro que la situación del soldado soviético era realmente desesperada: frente a ellos los alemanes, y a sus espaldas, si intentaban huír, caerían bajo las balas de sus propios compañeros.
Otra de las consecuencias de la Orden 227 fue la creación de los llamados "batallones penales", unidades formadas por hombres considerados traidores a la madre patria. Estos soldados tenían la oportunidad de redimirse en el frente.
En sintonía con la orden 227, Stalin decía "En el Ejército soviético hace falta más valor para retirarse que para avanzar".