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La blitzkrieg alemana en los Balcanes

En 1940, las tropas italianas atacaron Grecia, lo que abrió un nuevo frente en los Balcanes. Sin embargo, el desastre militar italiano provocó que Alemania tuviese que acudir en ayuda del ejército de Mussolini.

Ya desde abril de 1939, la presencia militar italiana aumentaba en Albania. Las pretensiones expansionistas del dictador italiano Benito Mussolini sobre Grecia eran evidentes. El 28 de octubre de 1940, las fuerzas italianas comenzaron la invasión de Grecia.

Frente a ellos, los griegos disponían de un ejército de aproximadamente 100.000 hombres, dotados de escasa artillería, sin blindados y con 118 aviones. Los griegos habían estructurado su defensa en torno a la Línea Metaxas, que consistía una serie de fortificaciones y alambradas.

Por su parte, los italianos contaban con divisiones de infantería como la Trieste, la Littorio, la Re y la Isonzo. También disponían de las divisiones Eugenio di Savoia, Filiberto Testa de Ferro, Emanuele, Príncipe Amadeo Duca D’Aosta. Incluso habían añadido a sus fuerzas las divisiones motorizadas Pasubio y Torino.

Sin embargo, lo que los mandos italianos consideraban una sencilla operación militar se transformó en una debacle. Los problemas logísticos no tardaron en hacerse patentes, los temporales provocaron estragos en el aprovisionamiento italiano y el ejército italiano no compartía el entusiasmo de Mussolini por aquella campaña.

Solo en los primeros veinte días de la contienda, Italia había sufrido 372 muertos, unos 1800 heridos y alrededor de 650 desaparecidos. La ofensiva italiana estaba paralizada y los generales fueron reemplazados. Así, Ugo Cavallero ocupó el cargo de jefe del Estado Mayor que había ostentado el general Badoglio. Mientras que, en Grecia, solo al cabo de la primera semana de combates, Mussolini ponía al mando de sus tropas al general Ubaldo Soddu para reemplazar al general Visconti.

La situación militar italiana en Grecia se deterioraba por momentos. Habían pasado de invadir el país heleno a perder alrededor de la tercera parte de Albania. Los griegos estaban contraatacando con gran valía.

Las fuerzas italianas incrementaron su tamaño y recibieron el respaldo de un grupo de la Luftwaffe alemana. Pero el ataque italiano volvió a resultar un fiasco.

Los Balcanes se estaban convirtiendo en un avispero y Rumanía y Bulgaria se unían al Eje. Mientras tanto, los ojos del primer ministro británico Churchill se dirigían con preocupación hacia Grecia.

Preocupados por el desastre italiano en Grecia y por los tan necesarios yacimientos de petróleo de Rumanía, que eran imprescindibles para el Reich, los alemanes decidieron intervenir. Para ello, enviaron al 12º Ejército alemán, compuesto por aproximadamente 680.000 hombres y comandado por el general Wilhelm List. El plan para invadir Grecia, que suponía un retraso para la invasión de la Unión Soviética, se denominó Operación Marita.

Sin embargo, la situación en Yugoslavia provocó un cambio en los planes alemanes. El general Simovich, próximo a los aliados, perpetró un golpe de estado contra el príncipe Pablo que se había adherido al Eje. Así pues, los alemanes reaccionaron con ataques aéreos a Belgrado y el 6 de abril de 1941, las tropas germanas penetraban en Grecia y Yugoslavia.

Bersaglieri italianos en la invasión de Yugoslavia.

 

Los panzers de Von Kleist cayeron sobre Belgrado, mientras que fuerzas adicionales atacaban Yugoslavia desde el sur, partiendo desde Styria y Carintia. Alemanes e italianos emprendieron ataques desde Trieste y el norte de Albania. Mientras, más fuerzas del Eje, pasaban a la ofensiva desde Hungría, Rumanía y Austria. El 12 de abril caía Belgrado y desde Bulgaria, el Eje atacaba rumbo hacia el oeste de Macedonia.

Las fuerzas yugoslavas, inferiores en armamento e integradas por unos 300.000 hombres, solo pudieron oponer unos pocos días de resistencia. El 19 de abril Yugoslavia se rendía y Hungría, Bulgaria e Italia ocupaban el país. Croacia quedaría bajo el régimen títere del fascista Ante Pavelic.

Si bien Yugoslavia había caído rápidamente, había supuesto importantes contratiempos para el gran ataque alemán a la Unión Soviética. Por su parte, Grecia estaba a punto de sufrir el mismo destino que Yugoslavia.

Conscientes de las intenciones alemanas hacia Grecia, los británicos empezaron a desembarcar a su ejército en el país heleno el 5 de marzo de 1941. La Fuerza W estaba compuesta por alrededor de 58.000 hombres acostumbrados a combatir en el desierto del norte de África y no en los abruptos territorios griegos.

Tropas australianas embarcan en Egipto para ser desplegadas en Grecia.

 

Cuando los alemanes atacaron el 6 de abril, las tropas británicas no se habían desplegado por completo entre Olimpo y Florina. Mientras tanto, los alemanes, repartidos en tres frentes, se lanzaban a la invasión de Grecia.

Dos de sus frentes lograron quebrar la Línea Metaxas, marcharon hacia Salónica y se fusionaron. El tercer frente marchó por el valle de Strumica y por el valle del Vardar. De este modo, separaron la conexión entre los ejércitos griego y yugoslavo y prosiguieron rumbo al sur.

Los alemanes también consiguieron romper la unión entre griegos y británicos y el 10 de abril de 1941, los británicos comenzaron la retirada de Grecia. La línea Aliakmon cayó ante el empuje germano y los británicos prosiguieron cediendo terreno. Ante semejante caos, el 21 de abril de 1941, el general griego Georgios Tsolakoglou terminó por firmar un armisticio en la localidad de Salónica. De hecho, el propio Tsolakoglou pasaría a encabezar temporalmente un gobierno colaboracionista.

La ofensiva germana proseguía imparable y el 23 de abril de 1941, el monarca griego, el rey Jorge II dejó Atenas para refugiarse en la isla de Creta. Llegado el 27 de abril, Atenas cayó en manos del Eje. Mientras tanto, los británicos lograron retirar de Grecia más de 50.000 hombres.

Tropas alemanas en Atenas.

 

Bien es cierto que los alemanes no ejercieron demasiada presión sobre la retirada británica, lanzando dos batallones de paracaidistas sobre el canal de Corinto para tratar de cortar el repliegue británico. Sin embargo, los carros de combate alemanes protagonizaron un fuerte enfrentamiento en Kalamata, donde capturaron 7.000 prisioneros aliados.

La campaña griega finalizaría con la invasión de la isla de Creta, donde, el 20 de mayo de 1941, los alemanes emprendieron un gran y costoso asalto aerotransportado. Si bien los paracaidistas alemanes lograron conquistar Creta, la batalla fue una verdadera carnicería.

La campaña de los Balcanes había concluido con la victoria del Eje, pero había supuesto importantes contratiempos de cara a la Operación Barbarroja, la invasión de la Unión Soviética.

Asalto aerotransportado alemán a la isla de Creta.

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