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La épica carga de caballería australiana en Beerseba

Si hay algo que caracteriza a la Primera Guerra Mundial es la guerra de trincheras. Con ejércitos de escasa movilidad y dotados de una gran potencia de fuego, la guerra de movimientos terminó estancándose. Así pues, los soldados terminaron luchando entre alambradas y trincheras. Pero lejos del frente occidental, en Oriente Medio, se combatió de manera diferente, prueba de ello son las tácticas que empleó el victorioso general Allenby.


En 1917, británicos y turcos combatían en Oriente Medio. A principios de 1917, los intentos británicos por quebrar las defensas otomanas habían fracasado. Todo ello provocó que el general Murray fuese sustituido por el general Allenby, quien forjaría una excelente reputación gracias a sus victorias contra los turcos.


Pues bien, el 31 de octubre de 1917 se produjo la batalla de Beerseba, en la que Allenby obtendría un decisivo triunfo y la caballería australiana escribiría un episodio épico en las páginas de la Historia Militar.


Si los británicos y las tropas del ANZAC (Cuerpo de Australia y Nueva Zelanda) querían entrar en Judea desde el sur, era vital capturar la localidad de Berseeba, situada al norte del desierto del Neguev. Los turcos eran conscientes de la importancia de Beerseba y reforzaron las defensas de la ciudad con trincheras.


Por su parte, el general británico, Allenby, realizó una maniobra de engaño. Los británicos bombardearon desde tierra y mar la ciudad de Gaza, cuando el verdadero objetivo del ejército de Allenby era Beerseba. A su vez, el 20º Cuerpo Montado del Desierto avanzó en secreto y de noche en dirección a Beerseba.


Para que el ataque tuviese éxito, la ofensiva del 20º Cuerpo Montado del Desierto debía sorprender a los turcos y ser fulgurante. La velocidad era el factor clave. Debían conquistar Beerseba antes de que los otomanos destruyesen las fuentes de agua.


El ataque a Beerseba se efectuó con entre 400 y 500 hombres de los regimientos 2º y 4º de Caballería Ligera australiana. A las 16:30 horas, los valientes australianos recibieron la orden de cargar. En reserva se encontraba el 11º Regimiento y en posiciones más retrasadas se ubicaban la 5ª y 7ª Brigadas Montadas. Estas unidades terminaron sumándose a la caballería ligera para apoyarlos en su ataque.


Los distintos regimientos se desplegaron en tres líneas sucesivas, cada una formada por un escuadrón. Los australianos, desprovistos de sables, empuñaron sus bayonetas y se lanzaron en una furiosa galopada.


Los soldados de caballería recibieron el apoyo de dos baterías de artillería montada, que se encargaron de bombardear las trincheras turcas. Una vez superaron la primera línea otomana, los turcos quedaron completamente expuestos. Al parecer, los otomanos, sobrepasados por la rapidez del ataque, no habían modificado el alza de sus fusiles. Los disparos de los turcos pasaron por encima de las cabezas de los australianos y las tropas otomanas fueron arrolladas por el imparable ataque de la caballería.


El asalto a la segunda trinchera fue más costoso, pues muchos soldados australianos cayeron bajo el fuego de fusilería y los disparos de los cañones. Fueron muchos los australianos que descendieron de sus caballos y atacaron con sus bayonetas a los infantes turcos.


Sin perder un instante, los australianos avanzaron hacia Beerseba, penetrando por las calles de la ciudad y aplastando toda resistencia. A las 18:00 horas, los australianos habían conquistado la ciudad, capturando a 1.947 soldados turcos.


La victoria de Beerseba había sido un golpe demoledor para el Imperio Otomano y un éxito para la carrera militar de Allenby. La épica carga de los australianos permitió dar un paso decisivo en la lucha contra el Imperio Otomano y las puertas de Palestina quedaron abiertas a las tropas de Allenby.

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