Entre mayo y junio de 1940, las fuerzas alemanas, con sus divisiones acorazadas en vanguardia, llevaron a cabo un impresionante avance, provocando el colapso de Bélgica, Holanda y Francia.
La prisión francesa de Eysses, ubicada en el departamento de Lot-et-Garonne, era una auténtica fortaleza en la que el gobierno títere de Vichy agrupaba a los presos más peligrosos.