Con la Segunda Guerra Mundial tomando un derrotero muy peligroso para Alemania, Hitler fantaseaba con armas milagrosas con las que poder dar un vuelco al conflicto. Los alemanes habían llevado a cabo importantes investigaciones para crear las denominadas armas de la venganza (Vergeltungwaffen), que no eran otra cosa que los cohetes V-1 y V-2.
Probablemente Birmania sea uno de los escenarios más olvidados de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, en aquel remoto lugar poblado por frondosas junglas, se libró una guerra especialmente dura.
Los aliados progresaban combatiendo desde Normandía y en el frente oriental, las tropas soviéticas arrollaban a la Wehrmacht en el marco de la Operación Bagration. En este contexto, un oficial alemán, el coronel Clauss von Stauffenberg, como Jefe del Estado Mayor del Ejército de Reserva, planeaba un atentado contra el Führer y un golpe de estado para acabar con el régimen nazi.
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